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TOLUCA, Edomex., 18 de abril de 2018.- Aunque el desplazamiento en la edad en la que las mujeres deciden tener a su primer hijo se está dando en muchos países de América Latina, es una transición lenta a comparación con países desarrollados.
Mathias Nathan, investigador social de la Universidad de la República de Uruguay, quien ofreció la conferencia «Educación, transición al primer hijo y heterogeneidad reproductiva», en la Facultad de Ciencias Políticas de la UAEM, señaló que se han dado cambios reproductivos significativos, fundamentalmente en el cambio de decisión de tener al primer hijo a una edad tardía.
En los países de Europa y en Estados Unidos la edad del primer hijo está por encima de los 30 años, en la región sur del continente americano es entre los 24-25 años y en algunas zonas de Centroamérica, incluido México es de los 22 a 23 años.
El investigador señaló que el hecho del desplazamiento en la edad del primer hijo tiene muchos factores, «en primer lugar hay mayor tiempo de la gente para invertir en la educación, buscar mejores empleos, disfrutar de la vida, digamos cuestiones como viajar, conseguir pareja, etcétera», explicó; sin embargo, dicha situación dijo, implica un número de desafíos (que aún no aparecen en nuestra región, pero a la larga lo harán) como problemas vinculados a la infertilidad, por las edades tardías y elementos como las políticas de crianza.
A pesar de estas tendencias Mathias Nathan indicó que existe un fenómeno creciente de heterogeneidad en las sociedades, con diferencias al interior, en la que persisten las mujeres que tienen al primer hijo a temprana edad, sobre todo en la adolescencia, tal es el caso de México, en los que influyen varios factores como la percepción cultural de la maternidad y la desigualdad.
«Puede ser que la maternidad es un proyecto de vida para muchas personas en algunas regiones, básicamente es el único proyecto de vida que tiene un significado muy importante que les da un lugar en el mundo. Otro es la desigualdad, en la que los sectores menos privilegiados no tienen acceso a posibilidades y oportunidades de los más favorecidos (educación, oportunidades laborales, etc) entonces no ven incentivos a esos elementos que los ayuden a pensar en las edades o en el rol de la maternidad», explicó.
Finalmente, el investigador resaltó que hay una tendencia en las mujeres, tienen a su primogénito en edades de 18 a 20 años y otro sector de mujeres que inician la maternidad cerca o después de los 30 años, «quienes transcurren esta esta sin tener hijos (antes de los 20) esperan más tiempo hasta llegar a edades avanzadas para tener hijos», señaló.