Eduardo Capetillo cumplió la ilusión de 50 quinceañeras

SAN MATEO ATENCO, Edomex, 22 de abril de 2017.-La felicidad e ilusión fueron más que evidentes. Se reflejaba en sus ojos.

¡Y cómo no!, llegaron a la edad de la transición, de niña a mujer.

Eran 50 quinceañeras, todas ellas en la plenitud, frente a un nuevo desafío, otra etapa.

Este municipio, pegado al oriente del Valle de Toluca, estuvo de manteles largos:

50 de sus niñas fueron agraciadas con el esfuerzos y organización de varios empresarios, autoridades, grupos civiles, para que la entrada a la edad de las primaveras no se fuera en blanco.

Y es que la mayoría de ellas provienen de condición humilde, difícil para su familia festejarlas.

«Queremos que esto sea motivante para ellas; que no pase desapercibido; que estén con sus familias», declaró, Carlos Santiago, ex subsecretario de Salud estatal y quien acudió en representación de Gerardo Ruiz, hijo del actual titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza.

Pero el festejo no quedó ahí.

A las 13 horas y minutos, arribó el ex timbiriche, Eduardo Capetillo.

Y no llegó para cantar, llegó para apadrinar a las 50 quinceañeras.

El menor de la dinastía de los Capetillo descendió de su camioneta, vestido con un traje de charro café, con un grabado alusivo a su ganadería en la espalda.

Siempre de la mano y resguardo de su esposa, la también ex timbiriche, Bibi Gaytán.

Con un ligero y modesto conjunto, compuesto por falda azul y blusa blanca sin mangas, la señora Capetillo entró del brazo del ahora empresario.

Y ahí, en la puerta principal de la vetusta, pero impresionante Basílica de San Mateo Apóstol, el matrimonio fue rodeado, agasajado con besos y abrazos.

Un pequeño periplo les hizo llegar frente el Santísimo, donde procedieron al ritual de rigor que conlleva la liturgia católica. Se hincaron, en nuestra de respeto y se persignaron.

«Es Eduardo Guapetillo», murmuraban maduras mujeres, quizá pasadas del medio siglo.

Al comentario se sumaba el comparativo de la guapura, el porte, la clase, el físico y la edad con Luis Miguel y Chayane, el boricua.

Pero este día no era para la farándula. Era para atender una labor social, llenar muchas ilusiones.

Abuelos, abuelas, padres, hermanos, hermanas, primas, tíos…todos ahí, agradeciendo ante el supremo.

San Mateo, un pueblo con profundas raíces religiosas, combativo, fue testigo del singular hecho.

Ya oficializado como mega padrino, a Capetillo le corrió la obligación de dar lectura a uno de los pasajes bíblicos.

Antes, el padre acudió a San Pedro, el apóstol que negro tres veces a Cristo, pero que en su amor, le encargó sentar la primera piedra de la Iglesia Cristiana, hace más de dos mil años.

En ese marco, el clérigo dirigió un claro, conciso mensaje a las jovencitas, a sus padres, pero principalmente el padrino, a quien exhortó estar al tanto de sus nuevas ahijadas.

Amor, fe, fortaleza, esperanza, respeto, superación, familia, autonomía, determinación, sintetizó la convocatoria.

Algunas lágrimas se veían entre las viejas bancas de la Basílica.

En menos de 40 minutos, el representante católico ejecutó el ritual, les comulgó, les dio le bendición.

Afuera, decenas de selfies, más abrazos. Se sentía una intensa vibra, de la buena, de la que te ablanda, de la que te llega.

De ahí al ágape para más de mil personas.

San Mateo ya tiene un nuevo padrino, y no político.