
De la invención al mundo palpable, Cervantes, como partícipe creador del sujeto contemporáneo
Difícil es entender en el mundo de la escritura que el escritor es un cronista por excelencia antes que otra cosa. La obra de “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo transita entre lo que hemos de denominar ciencia de la política, porque se mantiene en la línea del estudio del poder político y el cómo cuidar no perderlo. Transita con enseñanza didáctica superior d3e cuáles son los caminos para alcanzar el poder político y, como la vida y experiencias que tiene en la misma enseñan a Maquiavelo a comprender como nadie lo que es la política y cuáles son muchas de sus reglas irrompibles para quien las practica alcanzando el poder político o cuidándolo con esmero y perspicacia muy pocas veces vista.
In largo texto de Maquiavelo nos descifra desde el principio de su magna obra lo que ha de tratar en o más de 130 páginas de su escrito —esto en la obra titulada “Il Principe”, editada por Einaudi, en Roma en el año de 1974—; por igual, utilizo el libro publicado por Colección Fractales e impreso e el año 2024 en español, titulado: “El Príncipe / Del arte de la guerra”, leo la introducción que hace el estudioso italiano de la política, dice en su primera página: “El Príncipe / Nicolás Maquiavelo al magnífico Lorenzo de Médicis / Los que desean congraciarse con un príncipe suele presentársele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, doradas vestimentas, piedras preciosas y parecidos adornos dignos de eminente posición,
Deseando, pues, presentarme ante Vuestra Magnificencia con algún testimonio de mi afecto y obligación, no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea más caro o que tanto estime como el reconocimiento de las acciones de los grandes hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas, que luego de examinar y meditar durante mucho tiempo y con gran diligencia, he encerrado en un corto volumen, que os dirijo”. Todo aquí, toda la lección del científico que encuentra en el terreno del cronista, que lo es en verdad, y no se queda sólo en la sabiduría histórica que le convierte en diccionario o espécimen bibliográfico, pero que es incapaz de comprender el contexto en el que se suceden los acontecimientos del presente.
La enseñanza sorprendente que dice: toda tarea de un científico en ciencias sociales y para el mundo de la literatura, es deber hacer de la investigación del pasado un medio de sabiduría perenne; por igual, comprende que sin la compañía del estudio del presente, de nada vale pensar, que se hace crónica cuando sólo se habla del pasado una y otra vez, sin colocar las experiencias del presente, que es su verdadero estudio como cronista que estudia el presente en el tiempo real y tal cual es.
La grandeza de Nicolás Maquiavelo para la ciencia política, es que nos hace transitar por los conocimientos que aprendió en su labor dentro de la Italia renacentista de la cual es alumno y expresión filosófica de esa vida que fue —por igual—, enseñanza de la política y, utilización de la historia y la crónica como instrumentos para definir la política en esa regla invaluable: <<la Política es lo que es y, no, lo que creemos ideológicamente que es>>.
La nobleza de Nicolás Maquiavelo que tuvo trato con los más poderosos de su época, es muestra de que sabía que andaba siempre en el filo de la navaja. De una realidad que no perdonaba deslices de quien estaba cerca del fogón del poder político y económico, representado por los poderosos de su admirada ciudad donde naciera, Florencia, o yendo en todo caso hacia las poderosas ciudades como Milán y la familia de los Sforza. Deslealtad como tema del poder político, teniendo la figura de “El Príncipe” como el Aleph: según la idea de Jorge Luis Borges, al poner dicha palabra como metáfora del ser humano, que es centro del universo y a la vez, que parte del centro de su persona, toda idea del universo al expandirse en su presencia material y espiritual.
Es decir, para Maquiavelo el estudio que realiza en un centenar de páginas es prueba que el poder político se puede investigar, viendo el comportamiento de quienes tienen el poder político a lo largo de media Italia con sus poderosos centros económicos, sociales y culturales. Revisando comportamientos, utilización de recursos económicos, sociales, culturales y centrándolos no en la dispersión, sino en el tema de la política, que por aquél entonces tenía una larga historia del pensamiento y la praxis política ya estudiada y creada por muchos. Como se comprueba en el tomo voluminoso de la obra publicada por el politólogo italiano Umberto Cerroni en la segunda mitad del siglo XX: “Il pensiero Político”.
En resumen, enseñanza de lo que hace un estudioso de la historia y a la vez de lo que hace el cronista, que estudia el presente con objetividad, más allá de simpatías y antipatías. Las grandes enseñanzas que nos da en su magna obra Nicolás Maquiavelo no sólo no fenece al paso del tiempo, sino que ayuda a comprender lo que ha de suceder, con aquellos que del poder político piensan que es empresa particular de la cual pueden hacer lo que se les antoje; sin que pueblo y tiempo le den una dura lección, en el menor de los casos sufriendo el desprecio de aquél pueblo que pensaron que podían dominar, sin respetar las reglas que en su libro Maquiavelo enseña de manera magistral a respetar.