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En recuperación, futbolista herido en ataque en Morelia; solicitan apoyo
En la víspera de la primera Copa del Mundo para México en 1970, la Primera División
nacional provocó la fractura en el enfoque metodológico en los equipos del país: la
liguilla. Los mejores equipos del campeonato, la mayor recolección de puntos serían
plataforma para poder pelear por el título, pero no el cetro mismo.
Para 1996 se dio el otro giro que hoy enmarca la gestión balompédica en el país: los
torneos cortos. Desde el entonces campeonato de Invierno en aquel año, dos estrellas
se bordan en los escudos nacionales, el corto plazo se hace imperativo y lo práctico,
que no sólo puede acusarse en el entorno cercano, es la moneda de cambio.
En este contexto de torneos cortos y liguilla para determinar el éxito, Toluca es una de
las instituciones que mejor se ha ubicado en el formato: siete campeonatos,
regularidad casi asegurada y acaso jugador más dominante, por no utilizar el
hiperbólico término del “mejor”, en el cierre del siglo XX y arranque del actual: José
Saturnino Cardozo.
A la par de los “choriceros”, otras instituciones también presumen un palmarés
envidiable: Santos Laguna con seis conquistas, Tigres y América con su dominio
reciente, aunque el paralelismo más claro que tiene la institución roja se puede ubicar
en el proyecto Pachuca, que parece entregar la respuesta a las necesidades de los
Diablos Rojos para regresar a primeros planos.
Este conjunto, que al igual de Toluca presume una historia centenaria y bisagra para el
balompié nacional: siete títulos domésticos, seis campeonatos de Concacaf, el único
cetro sudamericano en posesión de un equipo nacional. Sin embargo, el secreto que
presume el éxito deportivo de los hidalguenses se ubica lejos de los reflectores de
Estadio Hidalgo y ello podría dar la respuesta a los Diablos Rojos.
El modelo que ha sostenido a Pachuca por casi 30 años en la cumbre del balompié
nacional son sus Fuerzas Básicas, alguna vez única fuente de talento para los equipos,
que ahora involucrados con el contrarreloj del futbol pragmático y cargado en el
resultado, dispone de menor tiempo y cada vez ventanas más reducidas para dar
minutos a los jovenes talento, dicho sea de paso, no sólo en favor de cada institución,
sino de una raquítica y cuestionable Selección Mexicana que habrá de enfrentar su
tercer Mundial como anfitriones en menos de 18 meses
Hirving Lozano, Héctor Herrera, Rodolfo Pizarro son nombres que han entregado la
cantera hidalguense, mientras que del lado femenil se desprenden nombres cómo
Karla Nieto, Nailea Vidrio y talento emergente como Julia Valadez, Mara Terrazas o
Fernanda Canseco.
En el marco del regreso de la regla de minutos para jóvenes futbolistas mexicanos, es
clara la vocación de Pachuca por el apoyo a futbolistas en desarrollo con la cuota más
alta en todo el balompié nacional, con 4 mil minutos durante el último Apertura 2024.
En contraste, Toluca cumplió con la cuota hasta la fecha penúltima del torneo y con
una cuarta parte de lo logrado por los Tuzos en la Liga MX varonil.
Sin embargo, no sólo bajo el enfoque de éxito que presume Pachuca es que se puede
pensar en el acercamiento al talento joven de las granjas de Toluca. Durante ese último
torneo, la categoría Sub-15 de los Diablos Rojos firmó el cetro, que si bien en s
mayoría requieren tiempo para desarrollarse, el camino es claro. Así mismo, el
representativo choricero en la Sub-19 Femenil completó el cuadro de campeonatos
para la institución en el primer semestre del ciclo 2024-25 en el futbol mexicano.
Toluca está contrarreloj. Estrena proyecto con Antonio Mohamed en la varonil y busca
consolidar el de Ricardo Belli con las mujeres. 15 años se pueden cumplir sin ver título
alguno en el Nemesio Diez por parte de los hombres, mientras que del otro lado,
buscan finalmente unirse al club selecto de los equipos finalistas después de sviajes infructuosos a la liguilla. En el marco de otra fractura para el futbol mexicano, el
camino parece claro.