
Mi gobierno no es tu gobierno
Ellos no cruzaron la frontera, a ellos los cruzo la frontera
En la guerra no hay ganadores ni perdedores, todos pierden. En este triste contexto de nuestra actualidad, les presento la siguiente crónica:
Juan Nepomuceno Cortina, inmortalizado en una canción del Gran Oscar Chávez, fue oriundo de Tamaulipas, ese hermoso lugar en donde, además del huachicol de combustible, también hay OVNIS y vive feliz en la laguna del carpintero el cocodrilo Juancho.
Juan Nepomuceno Cortina
En los polvorientos senderos y los vastos horizontes del sur de Texas y el noreste de México, a mediados del siglo XIX, emergió una figura legendaria cuya vida encarna la lucha por la justicia, la identidad y la resistencia: Juan Nepomuceno Cortina. Conocido por muchos como «Cheno», este ranchero, militar y líder chicano no fue solo un bandido para unos ni un santo para otros, sino un símbolo de la resistencia de un pueblo despojado tras la Guerra México-Americana.
Un Territorio Dividido, una Lealtad Inquebrantable
Nacido en 1824 en Camargo, Tamaulipas, en lo que entonces era parte de México, Cortina creció en una tierra que pronto sería fragmentada por la historia. Con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, el Río Grande dejó de ser el centro de una región unida para convertirse en una frontera que dividía familias, propiedades y culturas. Miles de mexicanos, de un día para otro, se encontraron siendo ciudadanos de un nuevo país, Estados Unidos, a menudo sin comprender las implicaciones de esta transición forzada. Ellos no cruzaron la frontera, a ellos la frontera los cruzo.
Fue en este contexto de cambio radical donde se forjó la leyenda de Cortina. Observó con dolor y rabia cómo sus compatriotas tejanos de origen mexicano eran despojados ilegalmente de sus tierras, acosados por la ley corrupta y tratados como extranjeros en su propia tierra. La injusticia clamaba al cielo, y Cortina, con su espíritu indomable, decidió que no se quedaría de brazos cruzados.
El Grito de Brownsville y el Nacimiento de una Leyenda
El detonante que encendió la chispa de su rebelión ocurrió un día de julio de 1859 en Brownsville, Texas. Cortina presenció cómo un mariscal estadounidense maltrataba brutalmente a un antiguo empleado suyo de avanzada edad. Sin dudarlo, Cortina intervino, disparó al mariscal, liberó al hombre y huyó. Este acto, aparentemente impulsivo, fue mucho más: fue una declaración. Para muchos tejanos de origen mexicano, no fue un crimen, sino un acto de justicia instantánea contra la opresión.
Poco después, el 28 de septiembre de 1859, Cortina y un grupo de seguidores, que rápidamente creció con rancheros, vaqueros y peones descontentos, tomaron Brownsville, izando la bandera mexicana y proclamando su intención de defender los derechos de los mexicoamericanos. Sus proclamas no buscaban anexar territorio a México, sino proteger la dignidad y las tierras de su gente frente a la usurpación y la discriminación. Para ellos, Cortina era un vengador, un paladín. Para las autoridades estadounidenses y los nuevos colonos anglosajones, era un forajido, un bandido.
Un Ataque en Casa: La Rara Intrusión de Cortina
La toma de Brownsville por Cortina y sus hombres marcó un hito inusual en la historia de Estados Unidos. En un período en el que la joven nación solía proyectar su poder hacia el exterior o defenderse de amenazas internas, este evento representó una de las contadas ocasiones en que fuerzas extranjeras o insurgentes atacaron y ocuparon brevemente una ciudad en su territorio continental. El audaz movimiento de Cortina no solo desafió la autoridad local, sino que resonó como una alarma en Washington, obligando al gobierno federal a reconocer la inestabilidad y las profundas quejas en su recién adquirida frontera sur. Este acto subrayó la percepción de Cortina como una figura formidable y un adversario al que no se podía ignorar.
Un Héroe en Dos Frentes, un Legado Inolvidable
La «Guerra de Cortina» fue una serie de enfrentamientos que duró varios años, con Cortina operando a ambos lados de la frontera, utilizando el río como refugio y base. Sus acciones fueron un dolor de cabeza para el ejército estadounidense y los Texas Rangers, que lo persiguieron incansablemente. Aunque militarmente sus rebeliones fueron finalmente sofocadas, su impacto trascendió lo bélico.
Cortina se convirtió en un símbolo vivo de la resistencia cultural y política de los mexicoamericanos. Su figura inspiró corridos (canciones populares), cuentos y leyendas que se transmitieron de generación en generación, manteniendo viva la memoria de un tiempo de injusticia y de aquellos que se atrevieron a desafiarla. Su lucha puso de manifiesto las profundas heridas que la guerra y la anexión habían dejado, y la persistente discriminación que enfrentaban los que se habían quedado.
El ocaso
Al final de su vida, Cortina regresaría a México, donde también participaría en las luchas políticas internas, llegando a ser general en el ejército mexicano y también participó en la batalla de Puebla. Murió en 1890 en Azcapotzalco, pero su espíritu de lucha por los desfavorecidos y su negativa a aceptar la injusticia siguen resonando hoy en día. Juan Nepomuceno Cortina no fue un personaje perfecto, pero su historia es un poderoso recordatorio de que la línea entre «héroe» y «villano» a menudo depende de qué lado de la historia se cuente, y de que la dignidad humana y la justicia son causas por las que siempre vale la pena luchar.
Cuando veo las protestas contra las redadas de inmigrantes en el vecino país, me imagino a los cortinistas luchando por sus derechos al igual que nuestros hermanos paisanos ahora lo hacen, ellos lo único que quieren es trabajar y tener una vida mejor, alcanzar la felicidad en donde puedan ya sea en este o en el otro lado de la línea imaginaria llamada frontera.