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TOLUCA, Edoméx., 5 de noviembre de 2016.- El 8 de noviembre se celebra en más de 30 países, el “Día Mundial del Urbanista”, con el objetivo de reconocer y promover el papel de la planificación en la creación y manejo de comunidades urbanas sostenibles, en el marco del ordenamiento regional al que pertenecen. Esta fecha se estableció para contemplar a la planificación urbana desde una perspectiva global, pues es una conmemoración que apela a la conciencia de los ciudadanos y las autoridades públicas y llama la atención hacia el impacto ambiental que produce el desarrollo de las ciudades.
En México, el 8 de noviembre fue declarado el “Día del Urbanista Mexicano”, iniciativa aprobada por la H. Cámara de Senadores con el objeto de reconocer la labor que ejercen los urbanistas mexicanos en la búsqueda de soluciones integrales a los problemas asociados al crecimiento de las ciudades, estableciendo espacios cómodos, accesibles, incluyentes, saludables, con cultura del medio ambiente, y con mejoras a la calidad de vida de los habitantes de un lugar.
EL URBANISMO EN MÉXICO, ANTECEDENTES HISTÓRICOS
A inicio del siglo XIX, solo se habían realizado levantamientos de las áreas urbanas y proyectos de ensanche de avenidas para la Ciudad de México, que dieron como resultado la aparición de las “colonias” periféricas de la ciudad, pero la planeación urbana no dejaba de ser un sueño. Sin embargo, se argumentaba que la causa por la cual no podría prosperar la planeación urbana era la carencia de un marco legal que diera vigencia jurídica y permitiera su oficialización y, sobre todo, su continuidad y seguimiento.
En nuestro país se dio auge en la urbanización entre el período 1940-1980, con el fin de iniciar la regularización del crecimiento en las ciudades debido al aumento de la población. En América Latina, y particularmente en México, se tenía la problemática del crecimiento de las ciudades, el cual representaba un obstáculo prácticamente desafiante: el encarecimiento de la misma urbanización, falta de ordenamiento territorial, la oportunidad del cambio en el uso de suelo para terrenos sin vocación urbana (los cuales frecuentemente presentaban graves riesgos), el consumo irracional de recursos estratégicos, el deterioro ambiental y social, además del desconcierto de las autoridades frente a una enorme problemática y completamente inédita.
En 1976 México promulgó su Ley General de Asentamientos Humanos, con lo cual se pudo tener el Plan Nacional de Desarrollo Urbano y las leyes reglamentarias. Era el marco jurídico que se había esperado para regular el proceso de desarrollo urbano mediante el sistema oficial de la planificación y, con ello, los Estados de la República promulgaron sus Leyes Estatales de Planeación e inmediatamente las pusieron en práctica a partir de la década de los 80.
A raíz de esto fue necesario formar expertos en el área urbanística; profesionistas formados desde la licenciatura, con una visión sistemática y profunda de su objetivo de estudio: el proceso urbano.
PROFESIONALES DEL URBANISMO EN MÉXICO
A fin de contar con profesionales con una visión integral y multidisciplinaria en el tema del Urbanismo a nivel nacional, la Universidad Autónoma de Aguascalientes y la Universidad Nacional Autónoma de México, fueron pioneras en contar con la carrera de Licenciatura en Urbanismo. Ello dio inicio a la formación de profesionistas con capacidad de asimilar, atender, valorar y resolver a nivel primario los retos que plantea el crecimiento urbano así como lograr la especialización en los diferentes campos del amplio campo del urbanismo.
Actualmente, la problemática de las áreas urbanas es más compleja, independientemente de los retos propios del desarrollo urbano a enfrentar, como son conurbación, metrópolis, globalización y el estrangulamiento de la economía interna. Además de los retos a nivel planetarios entre los que se encuentran el deterioro ambiental y social, calentamiento global, agotamiento de recursos, desforestación y desertificación, contaminación y pérdida de biodiversidad.
Por ello, los urbanistas se dan a la tarea de abatir estos nuevos retos creando espacios urbanos que cubran las necesidades de las ciudades, minimizando las afectaciones al medio ambiente, recuperando y regenerando espacios afectados por la actividad humana mediante programas de control de crecimiento urbano que permitan una mejor convivencia entre los pobladores, satisfaciendo las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.