
Anuncia FGJEM creación de la Unidad de Cercanía Social y Atención Pronta a la Denuncia
La falta de coherencia personal solamente es un problema si le incomoda al otro. Así las personas podemos decir una cosa y hacer otra sin que esto signifique un problema moral. Tenemos personas que predican la austeridad y gastan en joyería, están contra el cambio climático y su boleto de avión es de primera clase.
Esto es un problema de coherencia. ¿Se puede ser anticapitalista y rico? ¿predicar la pobreza franciscana y vivir como del Opus Dei? ¿estar contra el cambio climático y usar avión? ¿animalista y vestir de pieles? ¿llamarse pluralista y atacar una religión? ¿estar contra la gentrificación y apoyar la exclusión social? Después de todo, en política lo importante es lo que la gente crea, no la realidad. Por eso presumir la popularidad y no la efectividad es un instrumento de propaganda política.
Fundamentar el gobierno en la popularidad es un mensaje claro: Puedo ser tan incongruente o inepto como sea viable, pero al final eso no disminuye el apoyo electoral.
No estoy seguro de si los electores han comprendido que están respaldando con su voto a una clase social que tiene la posibilidad de viajar por el mundo, gastar en hoteles de alta gama, adquirir ropa de marca y llevar una vida que resulta inviable para ellos. Y que lo hacen con el dinero de los demás.
Para novedades, los clásicos. Thomas Hobbes, en el Leviatán, nos dice que el lenguaje en la política delimita los significados y crea un acuerdo sobre la verdad. Para Hobbes: quien controla las palabras controla los límites de lo posible y lo justo. Por eso el concepto de justicia depende de lo que el grupo en el poder señale.
El gobernante administra con autoridad legítima, normas, reglamentos y poder público. También lo realiza mediante la "interpretación auténtica de la realidad". Esto representa la brillantez de Thomas Hobbes. Por ello, la casta dominante tiene la capacidad de establecer qué es: “justa medianía", "jornadas agobiantes", "económico o costoso", “vacaciones” y todo lo que se requiera.
Por lo tanto, si usted percibe inconsistencia entre aquellos que promueven austeridad, humildad y honradez, con su estilo de vida. El problema es suyo, no del grupo dominante, puesto que en esa casta dominante se le percibe de manera adecuada, tienen consenso al respecto. El inconveniente es suyo.
Como siempre, lo que haces en lo personal influye en lo público. El gobierno de la Ciudad de México #CDMX insiste en crear una nueva verdad y cultura oficial. Desde su punto de vista, solamente su modelo de cultura e identidad es válido. Así fuimos testigos de cómo cambiaron el logo de una estación del #Metrobus que incluía unas banderillas de toros por un estadio de futbol.
Pudo ser suficiente quitar las banderillas al toro (como propone la ley que aprobaron), pero no lo fue. Se trata de aniquilar al otro, de ser excluyente, de crear una nueva realidad. Construir sin pluralismo, sin libertad, sin colaboración. Desde ahí prohibir todo lo que no sea como ellos dicen. Es el principio de la intolerancia, el fin de los derechos de las personas y los grupos sociales.
En #México vivimos con una administración pública politizada, en donde el funcionario debe mostrar lealtad al partido y a los dirigentes que den los nombramientos. Lo invito a que vea los recientes nombramientos en México y encuentre alguien que no sea leal al gobierno en turno. Desgraciadamente, eso lleva a que apoyen opiniones y argumentos que pueden o no compartir.
Este es el modelo que Peter Mair en Democracia y cartelización de los partidos políticos denomina como partidos cartel; dicho sea de paso, no es exclusivo de México. Los partidos que actúan así tienen una moral compartida y objetivos comunes: Mantenerse en el poder a cualquier costa. El partido da, el partido quita; para ser beneficiario, debes pertenecer a esa militancia.
En el partido cartel, se abandonan los conflictos internos y se colabora para preservar los recursos públicos y la estabilidad política; se emplean los fondos estatales para restringir la intervención política de los oponentes, se dispone de acceso a los medios de comunicación a través de acuerdos de propaganda y los líderes optan por acuerdos con la casta en lugar de con la afiliación militante. Se separan del compromiso militante. Por supuesto que Peter Mair se refiere a los partidos políticos europeos.
Así pues, es posible presuponer la austeridad y vivir en la prosperidad ofensiva, ostentar la honradez y ser corrupto. Eso no es inconsistencia, es una declaración: En mi vida, soy conservador, pero deseo ser revolucionario en la de otros.
@delgadillomejia