Balazos en el pie
-A pesar de que en el sexenio su presupuesto creció 40%, la deuda pública incrementó casi 11%. El mayor gasto fue corriente y para pago de nómina
Amig@s de Quadratín, les saludo con afecto y respeto.
El pasado 28 de septiembre el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) entregó a la Legislatura el informe de la Cuenta Pública estatal correspondiente al ejercicio fiscal 2016.
En la revisión del documento encontramos lo siguiente:
Conforme a la Ley de Ingresos estatal 2016, la recaudación prevista para ese año fue de poco más de 221 mil millones de pesos; sin embargo, la Cuenta Pública arroja el ingreso a las arcas estatales de más de 54 mil millones para llegar a 275 mil 714 millones 992 mil pesos, cifra que representa un incremento de 24.6 por ciento con relación a la cantidad prevista (Tomo I, p. 34).
En otros lugares del mundo, estos resultados serían motivo de un “Premio Nobel de Economía”; en nuestro caso ratifican la poca transparencia en los ingresos y gasto público.
Igual que en años anteriores, el gobierno mexiquense envía al Congreso local una Ley de Ingresos y un Presupuesto de Egresos subestimados, a fin de permitirse un amplio margen para disponer del gasto público sin la intervención de la Legislatura, como lo hemos venido denunciando:
En 2012 la subestimación de ingresos fue de 19.2%; en 2013, de 25.8%; de 32.4%, en 2014; para 2015 de 16.1%; y en 2016 de 24.6%.
Los Ingresos por Venta de Bienes y Servicios de Organismos Descentralizados se estimaron en 3 mil millones de pesos; empero, ahora resulta que se recaudaron más de 28 mil millones: 819.7 por ciento más.
Los aprovechamientos crecieron en 41.5%: pasaron de una estimación en la ley de casi 4 mil 590 millones a 6 mil 497.5 millones de pesos.
Los apoyos federales del presidente priísta Enrique Peña en un año preelectoral aumentaron: el rubro “Otras aportaciones federales” pasó de un ingreso estimado en mil 102 millones a 17 mil 760 millones de pesos; se incrementaron mil 511.2%. ¡Una coincidencia en grande!
Es grave, además, la dependencia del Estado de México de los ingresos federales del orden de 68.3 por ciento del total, monto equivalente a 188 mil 414.8 millones de pesos.
Tan sólo en un año, el 2016, la deuda pública estatal creció 3% para llegar a 36 mil 179 millones 393 mil 900 pesos (Tomo I, p. 166).
Durante la administración de Eruviel Ávila la deuda pública estatal del sector central pasó de 32 mil 726 millones de pesos a 36 mil 179 millones (T. I, p. 183), lo que significó un incremento de casi 11%. Este monto no incluye el endeudamiento de los organismos auxiliares que, por cierto, en el cuadro respectivo del Tomo I, página 183, aparece en blanco.
Durante la gestión de Ávila Villegas el gasto público pasó de 194 mil millones de pesos (2012) a 272 mil millones (2016), lo que representa un incremento de 40%.
En el mismo período, los gastos en servicios personales, o sea la nómina de burócratas, pasó de 80 mil a 104 mil millones de pesos, un incremento de 30%.
Además, el gasto corriente -el destinado a la compra de bienes y servicios- pasó de 71 mil 700 millones a 109 mil millones de pesos, un incremento de más de 52%.
De esta manera, 38.4% del presupuesto 2016 se destinó al pago de salarios, 40.1% a gasto corriente; en obra pública apenas 15.6%, y para el pago de la deuda pública 5.9%.
Tenemos gobiernos que sólo invierten poco más de 15% cada año; el resto del dinero se va en gasto corriente, nómina y deudas (T. I p. 152).
Todo lo anterior refleja una grave tendencia dolosa empleada por los gobiernos priístas para ocultar las nuevas fuentes de ingresos y su endeudamiento en los organismos auxiliares aprovechando la flexibilidad que otorga el Código Financiero a dichas paraestatales.