Checo Pérez sale de Red Bull
METEPEC, Edomex., 2 de noviembre de 2017.- Medallistas olímpicos que ya no están con nosotros son recordados este 2 de noviembre, dos historias que enaltecieron el nombre de México y el Estado de México.
Noé Hernández
Nacido el 15 de marzo de 1978 en Chimalhuacán, Estado de México, en un entorno de extrema pobreza creó su propia vida a través de la marcha, colgándose la plata en Sídney 2000.
El ‘Chivo’ llegaba casi como un desconocido a aquella competencia como el tercer miembro del equipo mexicano, detrás de Bernardo Segura (que había sido medallista cuatro años atrás en Atlanta 1996) y de Daniel García, que se había colgado el oro en el Mundial de Atletismo de Atenas 1997.
Sin embargo, Hernández, con un perfil bajo se metió entre los punteros y entró al estadio, cruzando la meta en tercer lugar y tras la expulsión de Segura, acabó en segundo puesto en lo que es, hasta nuestros días, la última presea para México en la marcha de 20 kilómetros.
La historia y el destino le jugaron una mala jugada, ya que el 30 de diciembre de 2012 fue herido de bala tras un tiroteo en el bar La Reina de los Reyes, ubicado en el kilómetro 41 en la carretera México-Texcoco, y tras ser trasladado de emergencia al hospital se informó que había perdido su globo ocular izquierdo.
Su estado era grave y su vida corría mucho riesgo y fueron un poco más de dos semanas después, el 16 de enero de 2013, que Noé Hernández falleció en el Hospital General de Chimalhuacán a causa de un paro cardiorrespiratorio a los escasos 34 años de edad.
Otro caso trágico fue el de la primera mujer que le dio a México una medalla de oro en Juegos Olímpicos.
Soraya Jiménez
Soraya, mexiquense al igual que Noé Hernández, nació el 5 de agosto de 1977 junto con su hermana gemela Magali, en Naucalpan y a diferencia del andarín, fue parte de una familia de clase media.
Practicó varios deportes como el básquetbol, el bádminton y la natación antes de encariñarse y quedarse con el levantamiento de pesas, mismo deporte que le alcanzó para llevarla a unos Juegos Olímpicos y fue Sídney 2000, en la primera edición de Juegos Olímpicos que aceptó la participación de mujeres y la mexicana se clasificó en la categoría entre 53 a 58 kilogramos.
La primera buena noticia para la mexicana fue que la gran favorita Chen Yanqing fue descartada del equipo nacional pocos días antes de la justa veraniega por “razones estratégicas”, que son ampliamente aludidas a un posible doping.
Cómo olvidar ese 18 de septiembre del 2000, la favorita de Corea del Norte, Ri Song Hui, se distrajo y no pudo realizar su último intento, ya que se le acabó el tiempo y Soraya logró levantar 222.5 kilogramos de manera combinada y sin errores para superar a su rival y llevarse, para sorpresa de todos, la medalla de oro.
Pero tras esa jornada histórica en Sídney, las cosas vinieron en una dramática curva descendente para la mexiquense, porque las lesiones marcaron el principio del fin para Jiménez, que vio seriamente comprometida su salud de ahí en adelante, 14 cirugías diferentes en la pierna izquierda, una gran cantidad de paros cardiorrespiratorios y la pérdida de un pulmón en 2007 a causa de una influenza tipo B la fueron mermando hasta que el 28 de marzo de 2013, dos meses y medio después del deceso de Noé Hernández, falleció debido a un infarto al miocardio a los 35 años edad en su departamento en la Ciudad de México.