
Ingresan a Lord Pádel y familia al Penal de Barrientos
El barroco como el testamento de apertura para corrientes venideras. Tercera Parte
Retomemos nuestra última entrega con la Soledad Primera v: 1070-1090. Sobre esto, la especialista la Dra. Mercedes Blanco (2001) ha comentado que parte de la reinvención gongorista fue adoptar escenas cotidianas para inyectarles la tradición clásica de una manera única. Lo que en este último pasaje presenciamos es nada más y nada menos que una boda llegando a su fin. La esposa de Júpiter, la diosa Juno solicita al Amor, ambivalente (entidad y sentimiento), que no se haga omiso en la unión, además, las ninfas y los sátiros son los campesinos invitados a la boda, pero el enfoque preciso es crear las imágenes cargadas de contenido, y por último veamos cómo convierte la última escena de llegar al lecho marital, que bien podría ser común, en toda una écfrasis Venuciana, con una entrada de ciertas sensaciones de brillo y aroma porque el carro debe andar en un ambiente lumínico sobre la espuma del mar, llevado por las mismas aves blancas que se van a incorporar como material para el campo de pluma en las batallas del amor. Estas comparaciones son lo que la dra. menciona como saltos. Entonces, Góngora baja a los dioses para formar parte de las nuevas imágenes de seducción humanas, ¿qué hay más placentero que todo el imaginario clásico de los dioses ejecutado en el ambiente humano? Concordamos entonces con Reyes al hablar de la seducción barroca, está aquí, en estas escenas de extrema belleza culta. Ahora, para que nuestra mente pueda exprimir de estos fragmentos lo que nuestra mente precisa para crear la imagen, es necesaria la llamada oscuridad. No sería posible si se tratara de una poesía clara, pues, si la descripción de las escenas, esta y muchas tantas en las soledades, se diera de manera directa, no habría forma para el concepto de crecer tergiversado entre tantos elementos y llegar a las imágenes detrás del velo, una vez que llegas a ellas, brillan con más esplendor, porque estuvieron ocultas detrás de las palabra, aquí la revolución.
Para hablar un poco más del cómo barroco, veamos una comparación entre el diálogo oclusivo a diferencia del neoclasicismo. Tengamos las obras pictóricas de: Jacques-Louis David: el juramento de los Horacios (1784–85) y Las Meninas (Las Criadas) de Diego Velázquez (1656). No hace mucho para ver las enormes diferencias en la dialéctica que las obras nos presentan. La primera es directa, el primer plano es el lumínico, la escena está ahí, la atención es a los detalles clásicos de figura y proporción, técnica por encima de idea, los recursos ya están dados, la única innovación es la maestría. Mientras que Diego trae una seria de elementos combativos a la composición. La figura del artista dentro de la obra, ¿qué tengo yo que decir dentro de mi obra además de hacerla?, el espejo detrás que no funciona como espejo en donde vemos a los reyes, un mecenas yéndose por detrás, la presencia barroca —por diferente— de una mujer con enanismo, y dentro de toda esa dispersión: las meninas y la princesa, el tópico supuestamente principal. Es de resaltar que ninguna de estas figuras pretende ser realista, están fundidas con y en la escena, el color y en las preguntas. Estos artistas obligan al espectador a ir más allá, es una lucha por encontrar el significado que al resolver te deja satisfecho. En las palabras, muy a lo Saussure.
Sobre la dualidad en Góngora, Beverly (1979), en el prólogo de su edición sobre Soledades también comenta que: “por todo el texto hay observaciones sobre la vida contemporánea de la corte y sobre las grandes ciudades; estás sirven de contraste al paisaje pastoril y las chozas rústicas que el peregrino va encontrando” (21). Entonces, no es solo que crea imágenes dentro de imágenes, si no que va a mezclar los conceptos de los pastoril y de lo urbano. Lo urbano llámese también la sociedad que lo contiene, en buena parte, la aristocracia. Este poder para hablar de lo urbano y su contenido es lo que posteriormente el grupo del 27, sobre todo Dámaso Alonso, tomará para formular su identidad dentro de una crisis, guerra y ciudad. Como lo mencionara en su poema Insomnio de 1944 que veremos en la siguiente y última entrega sobre esta gran transformación en las letras hispánicas.
X (noloig33)