La Política Mexiquense
EDOMEX., 23 de enero de 2017.- En el medio público no es un secreto ya que, en la elección de candidato a gobernador del PRI hace seis años, un grupo político se impuso a la voluntad del CEN tricolor y del propio mandatario saliente, Enrique Peña Nieto. Y como resultado, Eruviel Ávila Villegas resultó abanderado.
La historia es ya conocida. Cuando Alfredo del Mazo ya había sido informado de su nominación, llegó al escritorio correcto del poder priísta la disyuntiva: si no hay cambio en la decisión, Eruviel será candidato de la alianza PAN-PRD.
Y a ese grupo le resultó. Hoy parece repetirse la historia, no con la amenaza de abanderar la coalición PAN-PRD, pero sí con el riesgo latente, real de que si se pretende no aceptar la propuesta de ese grupo y se postula a alguien no a fin a sus intereses, el tricolor va a descarrilar en la elección de junio. No van a apoyar, no se van a sumar y el PRI va a competir muy diezmado en todas sus líneas y sus filas.
Es más, a ese grupo le resultaría más fácil negociar con un candidato de la oposición, ya sea del PAN o del PRD una tersa transición, que con un correligionario como Alfredo del Mazo, a quien han bloqueado, golpeado.
Por ello, no es casualidad que al PRI en el Estado de México se haya entrampado tanto el proceso interno. En el camino hacia la nominación, hay ya varios damnificados políticos con quienes mucho se tendrá que dialogar para sanar las heridas.
Mucho se ha dicho en los últimos cinco días sobre todo, que en el PRI mexiquense quedan dos finalistas: Alfredo del Mazo y Ana Lilia Herrera. Pero la guerra sucia, la pugna entre los grupos de ambos -a los que quizá son hasta ajenos- ha ocasionado que quienes deciden, pongan en la mesa la opción de una tercera vía que fluctúa entre Ricardo Aguilar Castillo, Ernesto Nemer o alguien con fuerza en la estructura local. Tal vez… José Manzur.
Al tricolor le quedan menos de cuatro días para tomar la gran decisión y este análisis es el que permea en las esferas del poder.
El grupo que ganó hace seis años no tuvo problemas para gobernar, porque la habilidad concertadora del presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Eruviel Ávila tuvieron un objetivo mayor. Ahora, esta segunda circunstancia no aparece en el escenario, por lo que el resultado es un enigma aún, incluso para los que deciden.