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Toluca, Estado de México., 10 de mayo de 2025.— El Día de las Madres en Toluca no solo se celebra en casa o con regalos: también se conmemora en silencio, con lágrimas y música, en los panteones. Este 10 de mayo, cientos de personas acudieron a los cementerios del municipio para honrar la memoria de aquellas mujeres que marcaron su vida con amor, ternura y sacrificio.
Desde temprana hora, las puertas del Panteón Municipal de Toluca y otros camposantos de la región se abrieron para recibir a familias que, cargadas de flores, arreglos, globos y hasta comida, acudieron a visitar las tumbas de sus madres. El ambiente se llenó de color, pero también de emociones encontradas: alegría por el recuerdo y dolor por la ausencia.
En varios puntos del panteón, la música del mariachi acompañó las visitas. Las tradicionales “Mañanitas” resonaron entre lápidas, mientras los asistentes entonaban canciones dedicadas a las madres. Los acordes de guitarra y trompeta sirvieron de banda sonora para una jornada que mezcló anécdotas, rezos y llanto.
“Uno siempre las recuerda, a veces con una sonrisa, otras veces llorando, pero están ahí”, expresó una mujer que limpiaba la lápida de su madre. Como ella, decenas aprovecharon la visita para dar mantenimiento a las tumbas: retiraron plantas marchitas, colocaron flores frescas, regaron la tierra y dejaron los sepulcros listos para una nueva ofrenda de amor.
Las plegarias también formaron parte de la jornada. Entre los pasillos del cementerio se escuchaban oraciones como el Padre Nuestro y el Ave María. Los creyentes elevaban sus voces para pedir por el descanso eterno de sus madres, en un acto de fe que acompañaba el ritual de la memoria.
Al final del día, los sepulcros quedaron adornados con rosas rojas, girasoles, gerberas y flores en tonos amarillos y naranjas. Algunas tumbas lucían también plantas artificiales, globos y hasta alimentos o bebidas favoritas de las difuntas, como un gesto simbólico para compartir con ellas una vez más.
Las familias volvieron a casa con el corazón lleno. Algunos con melancolía, otros con serenidad, pero todos con la certeza de haber dedicado un momento especial para recordar a quien les dio la vida. Porque aunque muchas madres ya no están físicamente, viven para siempre en los corazones de sus hijos.