Apoya ISSEMYM a paciente en su lucha contra el cáncer de mama
METEPEC, Edomex., 4 de mayo de 2018.- No olvidemos que las características de las personas de la tercera edad son muy diferentes a las de otros sectores vulnerables (infancia, mujeres), y hechos de negligencia o descuido pueden poner en riesgo su integridad física cuando se encuentran bajo cuidado y supuesta protección de seudo profesionales.
Tal fue el caso registrado en la Casa De Las Lunas Metepec, ubicada en la Carretera Metepec-Zacango #22, en el km 1.2, donde se evidencia el descuido que sufrió la vida de alguien dejado a su cuidado, una paciente con Alzheimer, que sufrió una caída que le provocó hemorragia cerebral, tras no ser atendida de inmediato mientras estaba a su resguardo.
La casa hogar, desde el momento que recibió a la huésped mantuvo comportamientos contradictorios, pues en la medida que necesitaban insumos, no dudaban en contactar al familiar, pero cuando visitaba la casa para entregarlos, mantenían hermetismo y disimulo, lo cual generaba inquietud a quien por un mes no podría ver a su madre, “por el proceso de adaptación”, e insistió en esa ocasión en que se hiciesen las gestiones necesarias para poder verla.
En la última de esas visitas aún alcanzó a ver a lo lejos a su madre caminando, e incluso la dueña, Adriana Bustos, le advirtió que podía verla y que “se hiciera para atrás”.
Curiosa, pero sobre todo, alarmantemente, al día siguiente por la mañana la mencionada dueña envía un mensaje donde comenta a la hija de la afectada que por la noche su mamá ”estuvo muy alta de azúcar, después, baja, se desvanece y pierde las fuerzas, la vemos mal, necesitamos que la revise un medico de manera física”.
Al acudir, el asombro no describe las circunstancias en las que encontró a su madre: utilizando la silla de ruedas que había sido donada, (no para su uso personal, sino de las personas en la estancia) y que no le era necesaria antes de su estadía en la Casa de las Lunas, que duró menos de dos semanas. Pero lo más alarmante, era que presentaba la mitad de su cuerpo en estado vegetativo, siendo llevada de inmediato al médico, quien descartó una embolia, ya que presentaba sensibilidad al momento de ser pinchada por el glucometro para descartar problemas con los niveles de azúcar.
Tras diversas revisiones, regresa a la casa con un diagnóstico de depresión, por lo cual decide que a partir de ese momento no habría día que no la visitaría para pasar tiempo con ella en la casa hogar. A raíz de tal declaración, y dispuesta al día siguiente para acudir por la mañana a primera hora a la Casa de las Lunas, recibe un mensaje donde redactan a secas: “Su mamá se puso mal y la trasladamos al hospital”.
De inmediato se desató el suplicio del cual han sido parte desde entonces; al llegar su madre ya estaba en estado delicado, y la persona de la casa que la acompañaba afirmó que el médico de la institución había declarado una embolia, argumento que desató la duda inmediata de los familiares. Al entrar el MP, como en cualquier circunstancia donde se sospeche maltrato, constató un golpe en la cabeza, que más tarde confirmaron los médicos, tenía como mínimo una semana y media de antigüedad, el tiempo que llevaba en la Casa de las Lunas. La persona que en principio la había ingresado al hospital por parte de la casa, se había retirado ya con las pertenencias de la huésped.
Durante la estancia en el hospital, y bajo la presión de poder haber puesto en riesgo una vida, uno de los empleados admitió vía telefónica una caída previa no reportada en ningún momento, hasta que la paciente se encontraba en una complicada cirugía, que implicó retirar un litro de sangre de su cabeza, resultado de la hemorragia provocada por los golpes del percance. Sin embargo, por temor a alguna represalia, o incluso a perder su trabajo, se negó a dar mayores detalles.
Días después, cuando tras una milagrosa, pero mínima recuperación, estaba lista para ser dada de alta, la hija de la víctima aseguró ante este medio que, puesto que sus pertenencias se encontraban en la casa hogar, llamó para pedir una maleta con lo necesario para que su madre fuera dada de alta del hospital. Pero, al llegar, encontró las pertenencias por completo empacadas en el umbral del acceso. A través del personal, la dueña de la casa impidió que su madre regresará incluso al sitio, luego de que la trasladaron para asistir una emergencia que ellos mismos provocaron.
En entrevista para Quadratín, la hija de la lesionada afirmó que Adriana Bustos no ha admitido siquiera los daños causados a la septuagenaria.
Derivado de su enfermedad y de las lesiones provocadas el pasado marzo en la casa de descanso para adultos mayores, en la actualidad, la víctima ya no habla y además, dejó de reconocer a su familia, quienes previo al accidente aún podían convivir con ella sin dificultad y al contrario, con gusto extremo.
Sin importar todo lo ya ha hecho, la hija de la agraviada no ha encontrado solución para que este caso no quede impune.
Creemos que podemos influir de forma significativa, como sociedad, en el bienestar de las personas mayores que viven en nuestro país.
Podemos discernir un trato inadecuado hacia las personas mayores. Debemos desmontar la creencia de que el maltrato no es sólo el entendido de hacer daño intencionadamente, lo cual es algo afortunadamente poco frecuente. Pero estamos en condiciones de afirmar que hay extremos casos de negligencia, abusos o maltratos a personas mayores, por parte de seudo profesionales que les atienden en domicilios, residencias u hospitales.
Quizás lo más llamativo es lo frecuente que son las negligencias y abusos en el ámbito institucional, tanto que pueden llegar a producirse sin que se esté consciente de que se están llevando a cabo.
La mayoría de las heridas físicas sanan con el tiempo. Pero este tipo de casos deja secuelas irreversibles, y cuestionar si una notificación oportuna pudo haber sido suficiente para evitar este panorama, más que frustrante, llega a ser un castigo, mientras los responsables, fuera de recibirlo, aún no admiten siquiera el error.