
«Abro Hilo»/Lo mejor, es lo peor que se está poniendo…
En una sociedad hay diferentes rasgos culturales, conductas y valores, que nos mantienen unidos o fraccionados, que nos hacen ser prósperos o débiles, socialmente hablando.
Cuando un gobierno es sordo y autoritario, las preguntas acerca del que hacer, como ciudadanos, pueden ser múltiple y diversas.
Preguntas tales como… ¿Qué debo hacer como ciudadano para cambiar la realidad social que me abruma? ¿Cómo puedo cambiar las cosas que genera el gobierno que afectan la comunidad donde vivimos? ¿Qué debo hacer para forjar un futuro mejor para nuestros hijos?
La respuesta a las tres preguntas pasan por el mismo filtro, sin embargo, colocando en primer lugar la tercera, acerca del futuro para nuestros hijos, considerando un esfuerzo de congruencia y claridad en mis propias ideas, puedo decir que, lo que quiero para los niños y jóvenes en México, es que: sean felices por encima de todas las cosas, que gocen de una vida plena, que se formen como seres humanos, que vivan en paz consigo mismos conectados con la vida y la naturaleza, que vivan alentados por un propósito profundo y significativo, que den rienda suelta a sus talentos y habilidades, que emprendan y conquisten sus más fervientes anhelos, que no se rindan, que perseveren, que trabajen esmeradamente para conquistar sus metas, que sus vidas tengan sentido, propósito y autenticidad, que encuentren pasión y sentido en aquello que eligieron hacer, que gocen la vida plenamente y que sean personas de bien, con apasionada vocación de servicio, fraternidad, y solidaridad humana.
Por tanto, la educación que reciban, es fundamental. Los valores y costumbres que abreven ahora mismo, serán poderosos e influyentes en sus vidas por el resto del camino. El descubrimiento temprano de su vocación y proyecto de vida, serán por siempre, definitivos en la calidad de la existencia propia. Experimentarán los mejores resultados en el día con día. El destino no llega, no aparece de repente, el destino se forja, se cultiva, se anhela y se conquista.
Es preciso alentar la formación humana y ciudadana, cultivar amorosa y responsablemente a niños y jóvenes, en el entendido que, formar es moldear, diseñar, esculpir, hacer una obra maestra.
Luego entonces, si coincidimos en el propósito de que los niños y jóvenes de MÉXICO despierten cada día —“con un propósito” y que no abran los ojos, con un desganado —“tengo que hacer”, lo primero es, proteger sus fuentes de educación en casa, en la calle, en las escuelas, en las redes sociales y medios de información.
La educación necesita ser la prioridad y propósito nacional de padres, maestros, líderes y especialmente de quienes gobiernan.
En México lamentablemente, la educación no es prioridad para el gobierno, entre la población, en términos generales, tampoco lo es. Esta situación es peligrosa para el presente y futuro de este sector de la población. En nuestro país, el gobierno, de muchas maneras, públicamente, ha expresado su visión limitada acerca de lo que debe ser la educación para los niños, situación que se refleja también, en el precario presupuesto que se aplica para este rubro, siendo de apenas el 2.8 % del PIB nacional, cuando años atrás, fue de poco más de 3%.
Como ciudadanos de conciencia crítica, exigimos educación basada en valores como libertad, respeto a la dignidad como seres humanos y ciudadanos del mundo. El sistema de educación deberá mejorar significativamente, proporcionando conocimientos suficientes para competir en un mundo altamente competitivo, desarrollando y potencializando las mejores habilidades de la comunidad, contribuyendo así a la construcción de una mejor sociedad.
No aceptamos adoctrinamiento para la dominación, con la pérdida de la propia individualidad.
Mexicanos; trabajemos juntos para forjar niños y jóvenes libres, dignos, emprendedores, capaces de desplegar talento para alcanzar sus más grandes anhelos. Queremos jóvenes, que no dejen de aprender, que no dejen de soñar, que no dejen de perseverar. Que reconozcan muy bien, que su voluntad, es la llave que cruza los obstáculos y límites. Luego, entonces, lo que necesitamos hacer los ciudadanos de conciencia activa para cambiar las cosas, es… «Comenzar a hacer»