
Promueve Ramírez Marín la Igualdad Digital
Si esta no fuera una columna y se tratara de un mensaje en X, a un mes del lanzamiento del operativo denominado LIBERACIÓN, se podría resumir así: “la familia michoacana” continúa llenando la marquesina de las extorsiones.
O a el secretario de Seguridad Ciudadana Federal, Omar García Harfuch le están escondiendo los datos o de plano ya se entretuvo en otras latitudes (comprensible dado el clima de violencia en muchas regiones de México), pero lo que se dice que hicieron en los 14 municipios mexiquenses controlados por el dicho cartel nomas sirvió para portada en medios.
La realidad es que son muchos los y las ciudadanas de estos municipios que continúan hablando en voz baja sobre lo que se sigue viviendo, un caso es el de Valle de Bravo, lugar turístico y con fuerte actividad económica y que aún con el “rollo” del fiscal del Estado de México, José Luis Cervantes, de que todo les salió de maravilla, en el día a día el infierno para los compradores de material para la construcción sigue siendo parte de su cuota y son varias las denuncias que señalan que “solo detuvieron a algunos jefes” pero la “maña” se reagrupó y continúan dictando línea para comprar cemento, varilla, grava, etc. con los distribuidores “autorizados” por la familia michoacana, golpeando la economía con hasta un 400 por ciento de sobrecosto .
La parafernalia de este operativo funcionó en lo decorativo, y más que una responsabilidad federal, tendríamos que ir en serio hacia los intestinos de los cuerpos policiacos estatales y municipales, pues ahí radican las respuestas del cómo y quiénes son los que desde la Fiscalía o la Secretaría de Seguridad estatales han blindado a dicha organización criminal, pues solo un imberbe creería que el delito de extorsión decreció y no se ha mantenido respirando sin el conocimiento de las autoridades; recordemos que en el pasado capítulo de la LIBERACIÓN , detuvieron a un puñado de mequetrefes y a una funcionaria de muy bajo rango, la peligrosa y “sanguinaria” regidora del ayuntamiento de Valle de Bravo, la cual, solita movía a todos los malos (no es broma, así la quisieron hacer pasar).
El corazón de este problema se encuentra en el enorme tejido que la propia organización criminal consolidó con un buffet completo de autoridades municipales y estatales, el caudal del dinero y sin duda de amenazas, son los lubricantes perfectos para entender el poder de esa mafia, romperla con salivazos no es lo ideal, pues desde el mismo gobierno federal es donde se deben colocar las cargas de dinamita para hacer volar esos torreones de impunidad y complicidades.
No dudamos de las buenas intenciones de la gobernadora Delfina Gómez, pero es evidente que en su gabinete cada vez le hacen menos caso y vive en medio de grupos políticos que no tienen el más mínimo interés en que las cosas mejoren.
La realidad del Estado de México es que se infectó de cárteles de la droga y que se fincó un Estado paralelo, el de los grupos criminales y se constata en el poder de los mismos en la gran mayoría de los municipios.
Seamos realistas, mientras las cabezas en la Fiscalía y la Secretaria de Seguridad, así como el enjambre de los jefes policiales en los municipios no sean removidos y se aplique una verdadera purga en ellos cuerpos policiacos, el cáncer de la extorsión y sus múltiples variantes no dejará de respirar.
Ahí está el ejemplo de que aún con el efecto sensacionalista de un operativo como “LIBERACIÓN”, los habitantes de dichos 14 municipios continúan hablando “quedito”, pues saben que el negocio solo cambió de operadores, mientras tanto la afectación a la convivencia social sigue latente, desde la desconfianza en las autoridades, acompañada de un aumento en los precios de muchos de sus productos que siguen sin dar tregua y ahí no hay política monetaria que les ayude.