Trabaja Salud de forma intensa por brote de Klebsiella: Kershenobich
TOLUCA, Edomex., 27 de agosto de 2019.- La alimentación en los niños en edad escolar es de suma importancia para el óptimo desempeño de sus actividades, lo que incluye la preparación de un refrigerio saludable de acuerdo con su edad, consideró la nutricionista de la Unidad de Medicina Familiar No. 220, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Leticia Guadalupe Rubio Trejo.
Explicó que los niños, a diferencia de los adultos, tienen un estómago más pequeño, por lo que es conveniente regular la cantidad de vitaminas y minerales que necesitan conforme transcurre el día.
Recomendó a los padres de familia preparar refrigerios saludables, variados y suficientes con el fin de evitar obesidad y posibles complicaciones desde edades tempranas.
Lo fundamental, apuntó, es otorgar a los menores seis tiempos de alimentos: tres comidas principales y tres colaciones, cada tres horas. Resaltó que un niño que se va a escuela sin desayunar no tiene buena retención y estará distraído, ya que su organismo no consumió la cantidad de alimento que requiere para estar en un estado nutricional óptimo.
Resaltó que el refrigerio no sustituye al desayuno, porque se trata de una pequeña porción de alimento que aporta energía durante el día.
Una colación debe ser variada (incluir frutas, verduras, cereales y leguminosas), atractiva a la vista, de fácil transportación y conservación en temperatura ambiental. La cantidad de calorías se calculan de acuerdo con la edad del niño. Para un alumno de preescolar se sugieren de 100 a 150 calorías, para un niño de primaria son necesarias de 150 a 200, mientras que un adolescente requiere de 200 a 250 calorías.
En el caso de un niño que va en la primaria, indicó que puede llevar de lunch dos tazas y media de palomitas caseras, una naranja, media taza de jícama y 10 almendras. Otro día se puede cambiar por lechuga, manzana, pan tostado y nueces.
Finalmente, la nutricionista del IMSS sugirió, para prevenir posibles contratiempos, preparar los alimentos una noche antes y refrigerarlos, además de hacer partícipes a las niñas y niños en el lavado y desinfección de las materias primas que serán la base de su elaboración.