Reforma Judicial en el Estado de México
El gasolinazo sí incrementó la inflación
Excelente semana, amig@s de Quadratín!
El Banco de México y los gobiernos neoliberales manipulan la información sobre la inflación real.
El Banco de México estima que, al finalizar el presente año, la inflación anual habrá alcanzado 6.6 por ciento, su pico más alto en 16 años.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inflación registró “un aumento mensual de 0.49”.
El INEGI también advierte que la inflación anual en México no había estado tan alta desde mayo de 2001, cuando alcanzó 6.95 por ciento.
Sin embargo, mañosamente los economistas suelen distinguir entre la llamada “inflación subyacente” y la “no subyacente” para hacernos creer que no crece tanto.
La “inflación subyacente” incluye sólo los bienes y servicios cuyos precios son menos volátiles, prescindiendo de los administrados (gasolina, electricidad y gas para uso doméstico), de los concertados (transporte local y foráneo, telefonía, cuotas y licencias, y otros), y de los agropecuarios (36 frutas y verduras y otros 20 productos).
Por eso, normalmente podemos ver en una serie de tiempo de datos mensuales que la inflación subyacente tiene un comportamiento más suave, con menos altibajos, que la inflación general.
Empero, existe también la “inflación no subyacente”, que es la que sí incluye todo (gasolina, productos del campo, etc.) y la que solemos sentir en nuestros bolsillos todos los mexicanos.
Así las cosas, el Banco de México estima que en 2017 la inflación será de 6.6 por ciento y la “inflación subyacente” de 4.9 por ciento, pero la “inflación no subyacente” rondará 11.97 por ciento.
Por eso existe cierta predilección por las autoridades monetarias de nuestro país para llamar más la atención sobre la “inflación subyacente” que sobre la “no subyacente”, aunque para los consumidores esto no tiene mucho sentido ya que sufrimos la inflación general y no solo un subconjunto de ella.
Es así que la inflación real que observamos cuando vamos al mercado o al súper, suele ser del doble de la que nos dicen los economistas del gobierno.
La distinción teórica entre una y otra sólo tiene como propósito distinguir entre la inflación que puede controlar el Banco de México (la “inflación subyacente”) y la que no puede controlar (la “inflación no subyacente”), porque esa es culpa del gobierno.
Esto, bajo el supuesto de que el Banco de México tiene las herramientas que controlan el nivel general de precios, como las tasas de redescuento, de referencia, bonos de regulación monetaria o cortos monetarios, encaje legal, entre otros.
En uno y otro lado nos ha dicho el gobierno que el gasolinazo no impactaría en los bolsillos de los consumidores; sin embargo, como puede apreciarse, el aumento en los energéticos repercutió en los precios de los productos agropecuarios, que son los que más consumimos los mexicanos.
En adelante, apreciado lector, cuando le digan que la inflación anda en 6.6 por ciento o que con el gasolinazo no pasó nada, no haga mucho caso; la inflación real rondará el doble de lo dicho por nuestras autoridades.