
Guardia Nacional: El espejismo
Un análisis crítico de los mecanismos de dominación
Introducción
Diversos estudios en sociología crítica y filosofía política han demostrado que los sistemas de dominación más eficaces no son aquellos que emplean la coerción explícita, sino los que logran naturalizarse e invisibilizarse (Gramsci, 1971; Bourdieu, 1997). En esta línea de análisis, propongo el concepto de jaula invisible para describir cómo la ideología, especialmente en sus formas jurídicas y religiosas, delimita el pensamiento y la acción humana sin recurrir a la fuerza directa.
A diferencia de la “jaula de hierro” de Max Weber (1905/2003), que representa la racionalización burocrática como forma estructural de opresión moderna, la jaula invisible actúa en el plano simbólico. Su eficacia radica en que el individuo no percibe los barrotes, pero adapta su conducta como si los viera (Melgoza, 2024, p. 15). Esta forma de dominación simbólica es profundamente internalizada y reproducida voluntariamente por los sujetos.
A partir de mis investigaciones previas (Melgoza, 2022; 2023; 2024), identifico tres mecanismos estructurales que operan en la consolidación de esta forma de dominación ideológica:
1.1. Naturalización
Las normas sociales, jurídicas y morales son presentadas como neutras y universales, ocultando su carácter político. Por ejemplo, el derecho es frecuentemente concebido como un conjunto técnico de normas, sin atender a sus efectos distributivos ni a los intereses que protege. Esto es particularmente evidente en figuras como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que grava por igual a ricos y pobres, generando una carga regresiva sobre los sectores de menores ingresos (CEPAL, 2023).
1.2. Internalización
Las normas son asumidas por los individuos como parte de su identidad. En el caso de la moral religiosa, particularmente la católica, se observa cómo conceptos como el “pecado original” condicionan la percepción del yo desde la culpa, más allá de un ejercicio consciente del libre albedrío (Melgoza, 2023).
El sistema alcanza su máximo nivel de sofisticación cuando las personas justifican su sometimiento como una elección autónoma. Es decir, no solo se acatan las normas, sino que se racionaliza su necesidad, incluso en detrimento propio (Melgoza, 2024, p. 22).
2. Casos paradigmáticos
a) Formalismo jurídico kelseniano
La teoría pura del derecho de Hans Kelsen, al separar forma y contenido, promueve una visión aséptica y despolitizada del derecho. Esta perspectiva, aunque metodológicamente rigurosa, ha sido criticada por ocultar los intereses ideológicos que subyacen a la formulación de las normas jurídicas (Habermas, 1996). Al elevar el derecho a una categoría de pureza normativa, se neutraliza la crítica política y se invisibiliza su función legitimadora del orden social.
Por ejemplo, el mismo derecho que garantiza libertades formales puede ser utilizado para estructurar desigualdades materiales. Normas como las fiscales, laborales o urbanas, en apariencia neutrales, terminan reproduciendo asimetrías estructurales si no se consideran las condiciones socioeconómicas diferenciadas (Rawls, 1971).
b) Dogmas religiosos
La religión, especialmente en sus variantes institucionalizadas, ha sido uno de los mecanismos más eficaces de configuración simbólica de la conducta. En el caso del catolicismo, la noción del pecado original implica una culpabilidad heredada, que limita la autonomía moral y predispone al individuo a aceptar normas como si fuesen naturales (Melgoza, 2023).
Además, la salvación se presenta no como una experiencia personal, sino como un proceso mediado por una estructura eclesial con jerarquías, ritos y sanciones. Esta institucionalización convierte una búsqueda espiritual en un régimen normativo que regula el pensamiento, el cuerpo y la vida cotidiana.
3. Libertad y crítica ideológica
La ideología cumple su función más eficaz cuando consigue que sus principios sean aceptados sin cuestionamiento, al grado de ser interiorizados como sentido común. En este contexto, la libertad no puede ser entendida como una mera opción binaria (sí o no), sino como un proceso continuo de desnaturalización de lo dado.
– Sin libertad: Aceptar que el matrimonio heterosexual es lo único natural, por la autoridad religiosa.
– Con libertad: Cuestionar esa imposición, investigar críticamente, y decidir de manera informada y autónoma.
– Sin libertad: Creer que el derecho es una estructura formal y neutral, sin implicaciones ideológicas.
– Con libertad: Analizar su contenido material, deconstruir sus fundamentos, y reconocer sus funciones políticas, económicas y sociales.
Conclusión
Como he sostenido en diversas publicaciones, el reconocimiento de la jaula invisible constituye el primer paso para su desarticulación. La ideología alcanza su mayor poder cuando logra que olvidemos su existencia (Melgoza, 2024, p. 30). Solo mediante el ejercicio del pensamiento crítico podemos percibir los barrotes simbólicos que limitan nuestra autonomía.
Ver la jaula requiere comprenderla; sin comprensión, se permanece en una inercia social aparentemente normal, pero profundamente estructurada por intereses ajenos al sujeto.