Detienen a madre y su amigo por feminicidio de niña de 6 años en Ecatzingo
El problema de la desigualdad en México ha sido una constante desde la Revolución Mexicana de 1910. Durante los primeros años posrevolucionarios el gran reto fue construir un país en el que la riqueza alcanzará a todos los mexicanos. Baste decir que antes de la Revolución menos del 1 % de la población era dueño de la mayor parte de las tierras, es decir, del capital.
Entre los años 40s y 80s del siglo XX el modelo industrializador logró que el Estado fuera productor de bienes y servicios y que garantizara un ingreso constante para financiar los programas de bienestar social de entonces. Gracias a ello fue posible que la mayor parte de los mexicanos accedieron a programas de vivienda digna, seguridad social, pensiones, educación y salud. A partir de los años 80s el modelo neoliberal, que se implantó en la mayor parte del mundo occidental, hizo que estos bienes públicos se hicieran privados.
Desde entonces las y los mexicanos, especialmente en la generación millennial, dejaron de acceder a este tipo de beneficios, lo cual generó su empobrecimiento. En un artículo que publiqué en 2020 en el Sociology International Journal señalé que hasta 1989 las y los mexicanos necesitaban trabajar hasta cinco horas para comprar la canasta básica, sin embargo hacia 2019 se necesitaban 25. Esto significó que esos millennials se empobrecieron 450 % durante el periodo neoliberal, en comparación con las generaciones anteriores como la X y los Boomers.
La llegada al poder de la izquierda en 2018 pareció ser la llegada de un modelo más cercano al industrializador y distanciado del neoliberal, sin embargo éste se limitó nada más a generar una redistribución presupuestal para garantizar que esos millennials alcanzaron una mayor calidad de vida a través de las transferencias monetarias que eran la base de distintos programas sociales. Estos programas que constituyeron la política social del sexenio se fueron importando poco a poco a cada uno de los estados de la República. Es el caso del Estado de México, que a partir del 2023 es gobernado por una mujer del partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
Desde entonces y a partir de 2024 cuando un gran número de municipios fueron ganados por la 4T, Los programas de bienestar social se han enfrentado al reto de que las y los jóvenes puedan ser atendidos y defendidos del modelo económico neoliberal que les ha privado de los bienes públicos. Baste decir que hay correlaciones importantes que nos muestran que el detrimento de la calidad de vida de esta población coincide con el aumento de la violencia. Un dato importante a mencionar es que en 2020, casi el 60% de las niñas, niños y jóvenes del estado se encontraban en condiciones de pobreza. El Edomex concentra distintos municipios, como Tlalnepantla, Naucalpan, Ecatepec y Nezahualcóyotl, donde se concentra un importante número de delitos. Esto nos indica que tanto el nuevo gobierno a nivel estatal y los municipales requieren de una alta especialización en la planeación e implementación de las políticas de bienestar social que se vinculen a la estrategia de seguridad para la construcción del tejido social. No basta la estrategia de seguridad reactiva, está probado que no es suficiente. Solamente si hay una exitosa mancuerna entre la igualdad que viene de la política social y la prevención de la política de seguridad, se alcanzará la paz en uno de los estados más violentos del país.
Jesús Rivero Casas
Es politólogo y sociólogo, doctor en Ciencias Sociales por the University of Ottawa, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Consultor especializado en políticas públicas.
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