Libros de ayer y hoy
Que tengan una excelente semana, amig@s de Quadratín!
Como si llevar a su monto más elevado la deuda pública de México y pagar intereses anuales importantes no fuera suficiente legado, el presidente Enrique Peña además comprometerá a la nueva administración en el pago de medio billón de pesos en deuda de corto plazo y contingente.
El Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 contempla sólo para el presente ejercicio fiscal Adeudos de Ejercicios Fiscales Anteriores (ADEFAS) por 17 mil 091 millones de pesos.
Las ADEFAS tienen por objeto hacer frente a los compromisos pendientes de pago de las dependencias y entidades de la administración pública federal que hayan sido devengados y debidamente contabilizados al 31 de diciembre del ejercicio fiscal anterior, incluidos los compromisos derivados del cumplimiento de disposiciones legales fiscales y presupuestarias, y que se cubren en el siguiente ejercicio.
Estos compromisos se refieren, en general, a los adeudos generados por los bienes y servicios que son adquiridos por las dependencias y entidades paraestatales, entre otros.
La situación es tan grave que, año tras año, contratistas y proveedores se ven obligados a hacer valer su peso específico en el mercado, sus relaciones políticas e, incluso, a incurrir en sobornos para obtener el pago de sus servicios en lo inmediato y evitar que se liquiden hasta el siguiente año (para evitar que se “adefen”, como coloquialmente se dice).
A estos pendientes también deben agregarse los adeudos de corto plazo de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que deben saldarse dentro de los 12 meses siguientes.
Según los estados financieros consolidados de Pemex 2017 dictaminados por Castillo, Miranda y Compañía, S.C., el adeudo total registrado al cierre de 2015 ascendió a 192 mil 500 millones de pesos, al cierre de 2016 a 176 mil 100 millones, y al cierre de 2017 a 157 mil 200 millones.
Por su parte, los estados financieros consolidados dictaminados por KPMG Cárdenas Dosal S. C. de la CFE 2017 revelan que al cierre de 2015 el pasivo de corto plazo de la empresa rondaba los 102 mil 800 millones de pesos, al cierre de 2016 los 106 mil 700 millones y al cierre de 2017 los 169 mil 700 millones de pesos.
Recordemos que esta deuda hizo crisis en 2014, como consecuencia de la caída de los precios internacionales del petróleo, de tal suerte que los pagos de la deuda de corto plazo se estabilizaron hasta 2016.
Sin embargo, el endeudamiento sigue siendo muy importante y riesgoso, y de presentarse una nueva crisis económica interna o externa el fenómeno volvería a repetirse.
En tercer lugar, hay que agregar la deuda contingente derivada de las miles de demandas laborales, civiles, mercantiles, agrarias, administrativas, etc., que se encuentran en trámite, promovidas en contra de las diferentes dependencias y entidades de la administración pública federal, así como contra las empresas productivas del estado, cuya resolución final se desconoce.
Para tal efecto, la dependencia, entidad o empresa productiva califica la importancia de cada caso y evalúa el posible resultado, debiendo crear una reserva para ello.
Al 31 de diciembre de 2016 y 2017, Pemex tuvo una provisión para cubrir este pasivo contingente por 15 millones 119 mil 692 y 7 millones 812 mil 689 pesos, respectivamente.
En el caso de la CFE, la firma dictaminadora indica que si bien la empresa se encuentra involucrada en varios juicios y reclamaciones derivados del curso normal de sus operaciones, se espera no tengan un efecto importante en su situación financiera y resultados futuros, por lo que no existe provisión alguna.
En consecuencia, la mayoría de los acreedores litigiosos, a pesar de haber obtenido una sentencia favorable que ha causado estado, se enfrentan a la problemática de ejecución (lograr que les paguen) durante años; los servidores públicos responsables del pago suelen argumentar la inexistencia de provisiones presupuestales para atenderlas, pero año tras año omiten el aprovisionamiento en su proyecto de presupuesto.
En una cuarta cartera se ubican los pasivos contingentes derivados de contratos de obras públicas. Así, por ejemplo, en el caso de la CFE, los estados financieros referidos señalan pasivos contingentes por 38 mil 200 millones de pesos para obras públicas financiadas (por particulares), 71 mil 800 millones para obras de generación de electricidad, 18.6 millones para rehabilitación y modernización, y otros montos menores para fideicomisos.
En resumen, la deuda pública de corto plazo y contingente se traduce, a bote pronto, en:
● 17 mil 100 millones de pesos en ADEFAS,
● Deuda de corto plazo de Pemex por 157 mil 200 millones,
● Deuda de corto plazo de la CFE por 169 mil 700 millones,
● 15 mil 100 millones en deudas litigiosas de Pemex; y
● 140 mil millones en pasivos contingentes derivados de contratos de obras públicas de CFE.
Esto es, la deuda de corto plazo asciende a medio billón de pesos.
Por eso, cuando la economía mundial sufre cualquier exabrupto, aquí “nos llueve sobre mojado”, pues no existe un verdadero control del gasto del Ejecutivo Federal.
Amig@s, aprovecho la ocasión para agradecer el favor de su atención, cada semana, en este espacio, para dejar manifiesta también mi gratitud a los directivos de tan prestigioso medio, y para comunicarles que estamos próximos a iniciar una nueva encomienda en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Por tanto, esta columna concluye una etapa importante, que no por ello se traducirá en ausencia. Buscaremos nuevas estrategias de comunicación, en el entendido de que el encargo público es obligadamente una rendición de cuentas. ¡Hasta pronto!