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TOLUCA, Edomex., 20 de septiembre de 2017.- Incertidumbre, miedo, recuerdos, silencios. Estas fueron sólo algunas de las sensaciones en México tras revivir el caos que experimentamos en 1985. No era un simulacro, las alarmas no se dispararon por recordar el 19 de septiembre de 1985; era real, un sismo volvió a sacudir la Ciudad de México.
Y el sismo volvió a dejar edificios vueltos escombro, y el sismo nos recordó que 1985 no quedó en el pasado. El 19 de septiembre será ahora recordado con dos sismos que pusieron a prueba al país.
Los rescatistas llamados “topos”-famosos en el mundo por sus proezas en aquel sismo-, y que creímos lejano-y deseábamos olvidar- de nuevo tienen que ayudar a salir a personas bajo toneladas de acero, escombro.
De nuevo los perros son la salida a personas atrapadas, de nuevo los canes están entre la gente observando su comportamiento que alienta para avisar que hay vida; justo donde él se encuentra.
Y no, este sismo no contó con la crónica de Jacobo Zabludvsky, este sismo contó ahora con el ciudadano en redes sociales, éstas fueron las vías para saber qué sucedía. Ahora la información corrió a mares por Internet.
Ahora se pudo pedir auxilio con un teléfono celular, ahora pudimos preguntar a familiares a través de mensajes de texto si se encontraban bien, ahora un hombre pudo pedir auxilio a través de un teléfono inteligente que lo acompaño bajo los escombros.
La tecnología está ahora, pero la tecnología no nos salvó de revivir el 85. La naturaleza nos obligó a recordar que todo puede cambiar en minutos. Y la naturaleza nos obligó de nuevo a unirnos para ayudar.