Tren Interurbano eleva 20% la demanda de vivienda en Valle de Toluca
TEXCOCO, Edomex., 9 de marzo de 2017.- Ante el hecho de que las mujeres representan el 43 por ciento de la fuerza laboral en el campo, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT) impartirá una serie de cursos destinados a promover el conocimiento y el análisis de género en la investigación para el desarrollo, con el fin de reforzar la igualdad de género en la agricultura.
“El género es un factor determinante en la agricultura e influye en muchas áreas, como por ejemplo, la posesión de los recursos y la adopción de nuevas tecnologías”, opinó Marion Büttner, especialista en género del CIMMyT.
Agregó que: “Estos cursos ayudarán a los investigadores a entender la importancia de las funciones, las relaciones y las normas del género en la agricultura, y a integrar el análisis de género en su trabajo, para reforzar los resultados de la investigación agrícola para el desarrollo.”
Aunque las mujeres constituyen el 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, son 30 por ciento menos productivas que los hombres, según datos de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas. Esto se debe principalmente al acceso poco equitativo que tienen a los servicios de extensión y a recursos como la tierra y semilla mejorada.
Pese a esto, la investigación agrícola no suele incluir el análisis de género en los proyectos, y opta, más bien, por utilizar un método que no toma en cuenta dicho análisis y que omite las funciones importantes y las diferentes necesidades que tienen las mujeres y los hombres, y las oportunidades que encuentran en la agricultura, continúa Büttner. “Los cursos son un paso importante para eliminar esta diferencia”.
El Programa Fortalecimiento de Capacidades fue creado en colaboración con el equipo de capacitación en género del Instituto Real Tropical (KIT, por su acrónimo en holandés) y Cultural Practice, LLC. Las sesiones se impartirán a partir de abril a investigadores y personal de apoyo en las oficinas de CIMMyT en África, Asia y América Latina.
El principal objetivo de la agricultura para el desarrollo es investigar los aspectos biofísicos de introducir nuevas tecnologías y prácticas agrícolas. Esto a menudo desvía la atención del análisis social que revela el contexto humano en el que las nuevas tecnologías y prácticas son introducidas, aseveró Franz Wong, asesor sénior en asuntos de género de KIT que será uno de los facilitadores del curso.
Cuando no se entienden los asuntos de género en un contexto local específico, es probable que se obtengan resultados contrarios a los que los investigadores pretenden lograr, auguró Büttner. Por ejemplo, la mecanización de una actividad agrícola podría reducir el trabajo pesado que realizan las mujeres. Sin embargo, ese mismo proceso podría dar como resultado que los hombres se encarguen ahora de estas actividades, lo cual cambiaría la dinámica de poder entre hombres y mujeres y, probablemente, aumentaría las desigualdades que ya existen.
“Para obtener la mayor cantidad de conocimientos y generar los mayores impactos de las iniciativas de la agricultura para el desarrollo, los investigadores tienen que considerar el impacto que sus intervenciones tendrán tanto en hombres como mujeres”, recalcó Büttner. “El concepto de género suele confundirse con simplemente incluir a las mujeres al elaborar una estrategia, pero no es así de simple. Se trata de atender las necesidades y limitaciones que tienen tanto los hombres como las mujeres y cambiar las relaciones a fin de mejorar la situación para todos”.
Büttner se refiere a la investigación sensible al género, que está diseñada para que tanto las mujeres como los hombres se beneficien de sus intervenciones. Analiza y toma en cuenta cómo las relaciones de género influyen en la capacidad de hombres y mujeres para acceder y adoptar las tecnologías agrícolas, que incluyen nuevos conocimientos y nuevas prácticas, así como la manera en que las políticas y otras intervenciones afectan a las mujeres y a los hombres de distinta forma.
Grandes donadores como la Fundación Bill & Melinda Gates, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Corporación Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por su acrónimo en alemán) piden que se haga investigación sensible al género, y esto es parte de la razón por la que el análisis de género debe convertirse en un proceso que los investigadores realizan normalmente, agregó Büttner.
El objetivo del programa es establecer el análisis de género como un proceso de rutina en todas las etapas de la investigación. Los diferentes módulos del curso ofrecen una introducción a la investigación sensible al género, que incluye crear e implementar proyectos que integren el análisis de género y establecer indicadores para medir los resultados de género.
“Conocer los beneficios que el análisis de género tiene en la agricultura para el desarrollo es la mejor manera de lograr que éste se incluya en la investigación”, opina Maitrayee Mukhopadhyay, asesora sénior en asuntos de género del KIT que ayudó a preparar el programa.
“Muchos investigadores de la agricultura para el desarrollo no se percatan de la relevancia del género en su trabajo, porque no tienen la preparación adecuada ni experiencia en el análisis y conocimiento de género”.
El año pasado, en octubre, se llevaron a cabo en la sede del CIMMyT talleres piloto del programa que fueron muy bien recibidos, ya que los participantes reportaron que aumentó su sensibilidad a los asuntos de género, así como su conocimiento de métodos prácticos para integrar el género en los proyectos.
Los investigadores están dispuestos a integrar el género una vez que entienden cómo la investigación sensible al género ayuda a evaluar cómo está organizada la agricultura en una comunidad, y cómo ayuda a diseñar y distribuir tecnologías agrícolas relevantes que complementen los papeles de hombres y mujeres o que los transformen para que haya más igualdad”, añade Wong.
Tanto Büttner como Wong opinan que la capacitación en temas de género fue diseñada con el fin de que sea práctica e interactiva y que los participantes puedan aplicar los métodos en sus áreas de especialización.
El programa comenzará en abril en Etiopía y, posteriormente, se impartirán sesiones en las oficinas del CIMMyT en Kenia, Zimbabwe, Bangladesh, India, Nepal y México.