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TOLUCA, Edomex., 14 de julio de 2025.- Sumido en la precariedad hospitalaria y con un desabasto en los medicamentos de primera necesidad es a como el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Zoé Robledo Aburto tiene agonizando a miles de mexiquenses.
Afuera a la intemperie de los hospitales del IMSS acampan las familias mexiquenses, llevan días esperando por una atención médica pero la falta de equipo curativo ha agravado la salud de sus pacientes.
Algunos pasan la noche en tiendas de campaña, entran y salen del Hospital Regional del IMSS en Toluca, para comprar medicamentos en las farmacias particulares, pues al interior del nosocomio ya no hay.
La administración del chiapaneco, ha ignorado al sector salud del Estado de México, al menos así lo visualizan los ciudadanos y el propio personal médico que diario entrega recetas sin medicamento y se las ingenia para improvisar camas ante la falta de equipo hospitalario.
Esta situación ha generado que al menos 10 mil trabajadores de hospitales del sector salud en Edomex se encuentren en huelga por falta de pagos y aumento salarial, durante la actual administración del IMSS no han sido reconocidos al contrario fueron rezagados.
Quienes mas sufren son los pacientes, diario se quedan sin atención médica, quienes tienen un poco más de dinero han saturado los servicios en las clínicas privadas pero una gran mayoría sigue durmiendo afuera de los nosocomios a la espera de que alguien los atienda.
La molestia entre el personal médico mexiquense se agravó luego de no recibir el Bono de Salud, este recurso era un incentivo de 4 mil 988 pesos y debía cubrirse mitad en efectivo por el IMSS Bienestar y mitad en vales por el ISEM, pero ninguna institución cumplió.
También reclaman un bono de canasta básica que el monto total asciende a 177 millones de pesos, el IMSS por su parte les ha manifestado que no hay dinero para cubrir el aumento salarial y tampoco los compromisos pactados e incluso pidieron paciencia ante la debacle.
El director del IMSS Zoé Robledo Aburto no sólo le ha fallado a los trabajadores de base, sino también a los regularizados, confianza operativa, eventuales, al personal de vacunación y a miles de derechohabientes que hoy claman por un servicio eficiente.