
El legado de Francisco un pontificado de misericordia, justicia y diálogo
Es gobernadora desde el 16 de septiembre del 2023, la primera mujer en tomar el timón del Estado de México y en este tiempo, la entidad, vive una suerte de “coma”, inmóvil, una que a cuentagotas ve como los grandes cambios o la transformación prometida es solo eso, una promesa.
Lo que sí avanza es el clima de inseguridad, propio de esas regiones que se asemejan a un mosaico multicultural, porque si algo sabemos del Estado de México es que son muchas las clases sociales que la conforman, provocando que en sus 22 mil 500 kilómetros cuadrados cohabiten tanto los muy ricos, los clasemedieros, los pobres y los muy pobres, surrealismo capitalista. Coronada por una clase política que habría parecido que se fue, pero que en realidad se quedó, bajo las cortinas de la maestra y su equipo de colaboradores (gabinete le dicen), pero en realidad son la nueva familia con acceso a infinitos recursos económicos. Un PRIMOR de sangres que antes se atacaban y ahora comparten las palomitas en este show.
Y ¿qué arroja este maridaje? que el estado de “coma” continúe y que la sociedad mexiquense siga llevando en el cuello la medalla del segundo lugar a nivel nacional de homicidios (datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública), que en el cierre del 2024 llegaron a los 2327 casos, solo por debajo de Guanajuato. Súmele usted, los nada honrosos primeros lugares en feminicidios, violación y lesiones dolosas contra las mujeres, segundo lugar en homicidios dolosos contra la mujer y en violencia familiar, esto, entre 2018 y 2025, cuya fuente es el mismo Secretariado Ejecutivo. Doloroso por cualquier ángulo y ofensivo cuando no existe un esquema local para la atención de estas impresentables cifras.
Este gigante de la geografía mexicana está enfermo por la recurrente pandemia del narco, eso se sabe y se sufre en prácticamente todos los municipios y solo hasta que la mano del Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Omar García Harfuch puso en la marquesina el operativo “enjambre” en aquel viernes 22 de noviembre del 2024, es que se pudo acceder a la radiografía de varios municipios infectados por el crimen organizado. Insisto: el esquema de inteligencia federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheimbaum y su hombre de confianza García Harfuch, fue tan preciso que se intervino en lugares que jamás fueron tocados anteriormente por la Fiscalía mexiquense o la Secretaria de Seguridad del mismo estado( obvia mencionar el nivel de penetración de los criminales en estas instancias ).
“Enjambre” fue el debut de García Harfuch y lo coloca como un personaje vital para confirmar que los tiempos contemplativos hacia el crimen organizado habían pasado y que, el Estado de México, se convertía en el mensaje del fin de 90 por ciento de lealtad y diez por ciento de experiencia…aunque en Texcoco no les guste esta nueva ecuación.
Delfina no es una mala persona, de hecho, es bien intencionada y así se entiende desde la federación misma, pero como toda figura que respira sin autonomía más que lo que indique su creador y hasta el hijo de su creador, no termina por cortar con el pasado.
Ese rechazo a no despertar, a seguir rezando a las falsas lealtades la mantienen en una trampa, una suerte de camisa de fuerza, sin autonomía.
Por ello es que en el Estado de México se ve como una antigua fotografía de hace seis años, como si Alfredo jamás se hubiese largado …excepto cuando interviene el gobierno federal, el cual, ya vimos, no tolera el estado de “coma” que se respira en el Estado de México, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿cuánto tiempo más podrá aguantar la maestra el nado de “muertito” , o peor aún ,quien realmente es quien “dirige” los destinos de esta entidad?
NO ES REGAÑO, ES PICOTAZO POLÍTICO.