Balazos en el pie
82% de la riqueza está en manos del 1% más rico, según OXFAM
Tengan una productiva semana, amig@s de Quadratín!
En días pasados OXFAM International, una confederación de 17 organizaciones que trabajan en más de 90 países para construir un futuro libre de pobreza, presentó su informe “Premiar el trabajo, no la riqueza”, donde advierte que para poner fin a la crisis de desigualdad, debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos.
El informe refiere que el año pasado se produjo el mayor aumento de la historia en el número de personas cuyas fortunas superan los mil millones de dólares, con un nuevo multimillonario cada dos días.
En 12 meses, la riqueza de esta élite ha aumentado en 762 mil millones de dólares. Esta cantidad podría haber terminado con la pobreza extrema en el mundo hasta siete veces.
Según el reporte, 82% de la riqueza generada durante el último año quedó en manos del 1% más rico, mientras la riqueza del 50% más pobre no aumentó ni lo mínimo.
La riqueza extrema de unos pocos se erige sobre el trabajo peligroso y mal remunerado de una mayoría.
Mientras las mujeres ocupan mayoritariamente los empleos más precarios, los súper ricos son varones.
Algunas recomendaciones del documento son aplicables a la realidad de nuestro país. Valdría la pena incorporarlas como temas de campaña para generar consensos entre todos los sectores políticos, construir una economía nacional más humana y resolver el grave problema de la pobreza.
Es necesario establecer objetivos concretos, con plazos específicos y planes de acción para reducir la desigualdad. Los Gobiernos deben aspirar a que los ingresos conjuntos del 10% más rico de la población no superen los ingresos conjuntos del 40% más pobre.
-Ofrecer incentivos para los modelos de negocio que den prioridad a la obtención de beneficios más justos, incluidas las cooperativas y las empresas en las que el personal participe en la gestión y en la cadena de producción.
-Establecer topes a los beneficios de los accionistas; promover que los directivos de las empresas no ganen más de 20 veces el salario promedio de sus empleados, preferiblemente menos; y no repartir dividendos si no se garantizan salarios dignos.
-Eliminar la brecha salarial de género y garantizar que los derechos de todas las mujeres trabajadoras se respeten en todos los ámbitos de la economía.
-Erradicar los salarios de pobreza. Poner en marcha una transición desde los salarios mínimos hacia salarios dignos para todos los trabajadores y trabajadoras, teniendo en consideración el coste de la vida.
-Garantizar que los nuevos empleos respeten los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
-Respetar los derechos de los y las trabajadoras domésticas y migrantes.
-Formalizar de manera progresiva la economía informal, para garantizar la protección de todos los trabajadores y trabajadoras, involucrando a los del sector informal en el proceso de toma de decisiones.
-Comprometerse públicamente a ofrecer servicios públicos gratuitos y universales, y un piso de protección social.
-Aumentar financiamiento y cobertura públicos para alcanzar este objetivo y garantizar que los empleadores realicen contribuciones a la seguridad o al seguro social correspondiente.
-Evitar el uso de recursos públicos para financiar la provisión de servicios de salud o educación del sector privado, y aumentar la capacidad de los servicios públicos.
-Asegurar que las grandes empresas paguen a sus proveedores precios que garanticen salarios dignos a trabajadores y productores.
Los candidatos presidenciales y el nuevo gobierno deben reconocer el impacto que tiene el modelo económico neoliberal actual sobre quienes viven en pobreza y comprometerse a desarrollar una economía nacional más humana que tenga como objetivo principal lograr una mayor igualdad.