
La ideologización de la educación. La Nueva Escuela Mexicana I
TOLUCA, Edomex., 6 de agosto del 2025.- El asesino serial Andrés Filomeno Mendoza Celis, conocido como El Monstruo de Atizapán fue trasladado de emergencia del Centro de Readaptación Social de Tenango del Valle, al Hospital Adolfo López Mateos ubicado en la ciudad de Toluca, presuntamente debido a problemas respiratorios severos, donde permanece internado.
El sujeto de 77 años, habría sufrido complicaciones por los padecimientos de neumonía nosocomial y estenosis traqueal desde hace varias semanas, a lo que se le suman complicaciones debido a que padece de diabetes tipo dos.
Aunado a sus afecciones de salud, el adulto de la tercera edad se encuentra en completo abandono por parte de sus familiares, ya que nadie ha establecido contacto con él, desde que fue detenido en su domicilio en mayo del 2021.
Aproximadamente a las 10 de la mañana de este miércoles, el criminal ingresó al centro de salud, donde los doctores le practicaron una traqueotomía a fin de mejorar su capacidad respiratoria, además recibe medicación por vía intravenosa.
A pesar de recibir atención inmediata, los médicos dieron a conocer que el hombre no presenta avances en su estado de salud, que permanece como delicado.
Este individuo cuenta con ocho sentencias por delitos como feminicidio, desaparición de personas y homicidio, ya que desde finales de los años 80 comenzó su historial de asesinatos, en su mayoría de mujeres y niños. Se contabilizan 19 casos comprobados, pero se presume que las víctimas reales ascenderían a más de 30, a lo largo de más de 20 años en los que el sujeto operó en total impunidad.
Tras su detención, su domicilio fue cateado y sería ahí donde se comenzaría a descubrir cientos de evidencias de los atroces crímenes cometidos por este individuo, ya que gustaba de conservar prendas y objetos que eran propiedad de las personas que asesinó. Asimismo, durante las labores de búsqueda pericial harían el hallazgo de decenas de osamentas, algunas con una antigüedad de casi 30 años.
Entre sus sentencias destaca la de prisión vitalicia por el feminicidio de la última persona a la que le arrebató la vida, identificada como Reyna N., así como otra de 92 años por el feminicidio de una joven.
Mientras el pronóstico de los médicos permanece como reservado, el sujeto empeora en su estado de salud sin que nadie le brinde cuidados personales, ya que desde su ingreso a prisión, ningún familiar o conocido ha acudido a visitarlo ni a corroborar su estado de salud.