
El tiempo no lo cura todo. Hacen falta medicinas
Un Análisis Crítico al modelo neoliberal
Entre 1985 y 2018, México vivió una contrarrevolución política y económica que dañó su sistema de salud. A pesar de reformas orientadas a ampliar la cobertura, el país enfrentó un rezago persistente en el acceso, calidad y equidad de los servicios sanitarios.
Es vital analizar críticamente los factores estructurales y políticos que contribuyeron a este rezago, con especial énfasis en el impacto del modelo económico neoliberal, que concibe la salud como una mercancía y no como un derecho humano.
A partir de mediados de los años 80, México adoptó políticas neoliberales que promovieron la liberalización económica, la reducción del gasto público y la privatización de servicios. En este marco, la salud comenzó a ser tratada como un bien de consumo, sujeto a las leyes del mercado. Esta lógica desplazó la noción de salud como un derecho universal, debilitando el papel del Estado como garante del bienestar.
El resultado fue un sistema fragmentado, donde el acceso a servicios de calidad dependía de la capacidad de pago o del tipo de afiliación laboral. Las instituciones públicas fueron desfinanciadas, mientras que se incentivó la expansión del sector privado, generando una doble moral sanitaria: una para quienes pueden pagar y otra para quienes dependen del sistema público.
Durante los gobiernos neoliberales del PAN y el PRI, México experimentó un deterioro significativo en la salud de su población, reflejado en el aumento de casos de obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedades crónico-degenerativas. Según datos del INEGI, la prevalencia de obesidad en adultos pasó del 24% en 2000 al 36% en 2018. Por otro lado, se estima que la diabetes afecta al 10.3% de la población adulta en 2018, en comparación con el 8.8% en 2000. Además, la hipertensión arterial afecta a aproximadamente el 25% de los adultos, evidenciando una crisis sanitaria en el país.
La creación del Seguro Popular en 2003 fue presentada como una solución para garantizar el acceso a la salud a quienes no contaban con seguridad social. Sin embargo, esta política, enmarcada en la lógica neoliberal, operó bajo esquemas de financiamiento per cápita y contratación de servicios a terceros, lo que favoreció la subrogación y la mercantilización de la atención médica.
El Seguro Popular no resolvió los problemas estructurales del sistema, la baja calidad de los servicios, la escasez de personal médico en zonas rurales y la falta de medicamentos. Además, se generó una dependencia de proveedores privados, debilitando aún más la infraestructura pública.
El modelo neoliberal profundizó las desigualdades en salud. Las poblaciones indígenas, rurales y en situación de pobreza fueron las más afectadas por la lógica de mercado. La salud dejó de ser un derecho garantizado por el Estado y se convirtió en un privilegio condicionado por el ingreso y la ubicación geográfica.
El Estudio Diagnóstico del Derecho a la Salud 2018 del CONEVAL evidenció que, a pesar de los avances en cobertura, persistían graves deficiencias en la disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios. El Estado mexicano no logró garantizar plenamente el derecho a la salud, especialmente en las regiones más marginadas.
El rezago en salud en México entre 1985 y 2018 no puede entenderse sin considerar el impacto del modelo neoliberal. La subordinación de la salud a las lógicas del mercado debilitó la capacidad del Estado para garantizar el acceso universal y equitativo a servicios de calidad. Superar este rezago ha implicado un cambio profundo del sistema de salud a partir del humanismo mexicano que postula la cuarta transformación de la vida nacional.
Reorientar las políticas públicas desde un modelo de bienestar sustentado en un enfoque de derechos humanos, justicia social, participación comunitaria y seguridad nacional es la ruta del nuevo modelo de salud cuyo eje conductor es la recuperación de la responsabilidad social del Estado sobre la salud de la población.