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IXTLAHUACÁN, Col., 6 de enero 2017.-Toda una tradición se vive en el municipio, aún con la velada y robo del Niño Dios, que está en su pesebre, cuidado por los pastores y las hilas, que enfrentan a los demonios comandados por Lucifer, para que no maten al Niño Dios.
Una representación antigua donde convergen la tradición del pueblo indígena y sus creencias con lo católico y ahora hasta tintes de modernidad. La fiesta de los Chayacates, se da en el marco del Día de Reyes Magos, donde estos personajes bajan al pueblo y entran en una confusión con los indígenas de la aldea por la lucha de proteger al Niño Dios, ambos grupos.
Todo inició el jueves por la tarde con el “rejuego” una tradición donde el pesebre el Niño Dios es colocado a media calle donde se vivirá la “Velada” que no es más que los integrantes de la Pastorela, bella y luminosamente vestidos, cantan y adornan al Niño Dios, cuidando que el Rey Herodes no lo encuentre para asesinarlo, como fue la orden del pasado 28 de diciembre.
Cuenta la historia que lo hizo para matar al Rey y él poder seguir en el trono. Es así que los pastores, envuelven el pesebre en hojas de vástago, y palmillas para ocultarlo, y se pasan la noche en una encarnizada lucha de declamaciones entre todos los personajes, que finalmente entre los pastores, las gilas, el bartólo que es un ranchero que defiende bien al Niño Dios, apoyado por el ermitaño, el ranchero, una mujer llamada, “La Florinda”, que primero pelean por cuidar al Niño Dios, con los demonios comandados por Lucifer, como son “7 vicios”, “el bato”, “dragón”, “furia”, “astucia”, entre otros, se pelean con los chamucos que comanda Lucifer.
Después de una serie de diálogos que realizan las gilas, mujeres que atienden a los pastores y los alimentan, con los demonios y después de pelear, finalmente convencen a los diablos para ayudar a cuidar al Niño Dios y que permanezca en su pesebre sin ser descubierto. Además los pastores y las gildas, son comandadas por el Angel San Gabriel, que al final derrota con su espada poderosa y llena de bondad a los demonios que esperan alertas a todo movimiento de intento del robo del Niño Dios, y así pasan la noche en la velada, hasta que un tambor de cuero, avisa la bajada de los Chayacates.
Y es precisamente que el tambor de cuero, anuncia a los Chayacates, personificación de cuatro “indios viejos”, enmascarados, que ayudan a la Sagrada Familia en su huida a Egipto; los ayudan a huir a Belén, y es en ese choque donde entra la confusión, la pastorela junto con los demonios, buscan defender al Niño Dios, y dejarlo en su pesebre, mientras que los Chayactes, creyendo que los demonios hacen daño al recién nacido, buscan hurtarlo para llevarlo al refuegio y después de luchar por llegar, finalmente uno de ellos lo hurta y corre hacia Belén con él.
Esta es una tradición que se rescató en 1940, por Jesús Candelario, de Ixtlahuacán, estos personajes vestidos con ixtle, es una tradición indígena, además de portar en sus manos al Tejón disecado, que representa el olfato de los sabuesos o “perras” para detectar con ese sentido al Niño Dios, y con la misma, enfrentan a los demonios a golpes para poderlos engañar y robar el pesebre.
Heriberto Alcarñáz es uno de los integrantes de toda esta escena de gran tradición en el Ixtlahuacán, quien nos comentó que después de la velada y robo del Niño Dios, todo continuará el 6 de enero, donde en Belén arrullan al Niño Dios, y antes de que se lo roben, lo histórico y tradicional, se converge con la juventud, pues mientras dan las doce de la noche para el robo, al son de música y a golpe de la “perra” por los chayacates, son golpeados los jóvenes y amontonados para ser “purificados” o cuando el Chayacate te acerca a la “perra” son bendiciones.
Y la disputa entre la pastorela y los miembros de la adoración del Niño Dios, se da cuando estos cuatro hombres sabios de rancherías alejadas, vestidos de ixtle y armados con su “perra”, viviendo sin contacto con la gente, creen que los diablos se quieren robar al Niño Dios, y ellos en el afán de protegerlo se lo roban. Este 6 de enero, continua la fiesta de Los Chayacates a partir de las siete de la mañana, los cuales visitan varias casas donde serán recibidos, como lo marca la tradición y les obsequiarán alimentos para continuar escondiendo al Niño Dios.
El ritual o ceremonia termina éste 6 de enero con la adoración del Niño Dios en el jardín Principal de Ixtlahuacán, con los Reyes Magos, y los diablos, además de los cánticos de la pastorela y la gente de la población que sigue fomentando ésta bella tradición cerrando a las seis de la tarde con una misa que dirigirá el señor Obispo.