
Elección Judicial
El programa «Salud Casa por Casa” representa una promesa tangible de justicia social y bienestar en el ámbito de la salud en México. Bajo la conducción política de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum, esta iniciativa es una estrategia nacional responsable, ambiciosa y humanista que busca llevar la atención médica directamente a los hogares de quienes más lo necesitan: las personas adultas mayores y las personas con discapacidad permanente, beneficiarias de los programas de pensión del bienestar.
Este programa reconoce una verdad fundamental: el acceso a la salud no ha sido totalmente equitativo. El modelo neoliberal, las barreras geográficas, la dificultad de movilidad, la corrupción y la correcta administración presupuestal, han impedido que estos grupos prioritarios reciban la atención médica oportuna y de calidad que merecen. «Salud Casa por Casa» se erige como un puente que supera estas barreras, llevando el consultorio médico hasta la puerta de la casa de las personas.
La estructura del programa es responsable, robusta y bien definida. Se trata de la realización de visitas médicas domiciliarias, realizadas por personal médico y de enfermería capacitado y en constante expansión (con la contratación de más de 19,000 profesionales), que no se limitarán a una simple revisión, ya que se incluye la evaluación integral del estado de salud, el seguimiento de enfermedades crónicas, la prescripción de medicamentos y, crucialmente, la canalización a servicios especializados cuando es necesario, además de la creación y actualización de un expediente clínico que en cada visita garantizará la continuidad y la personalización de la atención.
Más allá del tratamiento, «Salud Casa por Casa» pone un énfasis significativo en la prevención, tarea olvidada por la política neoliberal en salud y que es de primordial importancia. La orientación en nutrición, actividad física, higiene y autocuidado empodera a los pacientes para tomar un rol activo en el cuidado de su salud, lo que a largo plazo puede reducir la incidencia de complicaciones y mejorar su calidad de vida. La entrega de medicamentos a través de una red amplia de farmacias y tiendas del bienestar facilitará el acceso a los tratamientos prescritos, eliminando una carga adicional para los pacientes y sus familias.
La organización del programa, con la asignación de personal a zonas cercanas a su domicilio y la priorización de áreas rurales, marginadas o de difícil acceso, demuestra una comprensión profunda de la Presidenta de la República de las desigualdades territoriales en el acceso a la salud. La coordinación con los censos del bienestar asegura que el programa llegue a quienes realmente están inscritos y lo necesitan.
La visión de futuro del programa se fortalece con la implementación de un Centro Telefónico de Salud a Distancia, que ofrecerá orientación médica continua, y la intención de integrarlo al sistema de salud universal y gratuito. Estos elementos complementarios son cruciales para garantizar una atención integral y accesible en todo momento.
Los principios rectores de gratuidad, equidad y transparencia son la columna vertebral de «Salud Casa por Casa». La eliminación de costos y de intermediarios, así como el enfoque preventivo, son pilares fundamentales para construir un sistema de salud más justo y eficiente.
Sin embargo, como toda iniciativa de gran escala, «Salud Casa por Casa» enfrentará desafíos. La logística de coordinar un ejército de profesionales de la salud para llegar a cada rincón del país, la garantía de la calidad y la continuidad de la atención, y la integración efectiva con el sistema de salud existente requerirán una gestión impecable y una inversión sostenida.
A pesar de estos desafíos, «Salud Casa por Casa» representa un avance significativo en la política de salud mexicana. Es un programa que pone en el centro a las personas más vulnerables, reconociendo su derecho fundamental a la salud y actuando de manera proactiva para garantizarlo. Esta iniciativa no solo mejorará la calidad de vida de miles de mexicanos, sino que también sentará las bases para un sistema de salud más equitativo y humano. Es un paso firme hacia la construcción de una sociedad donde la salud no sea ya un objeto de comercio, sino un derecho humano accesible para todos, sin importar su edad, condición o lugar de residencia.