Balazos en el pie
Tezoyuca es un municipio en la región de Texcoco de mucho riesgo y así lo consideran en las reuniones de gabinetes de seguridad regional que realizan los alcaldes de esa zona mexiquense. Apenas el viernes 18 de noviembre de 2016, el foto periodista, Mario Delgadillo Ramos, fue víctima de la delincuencia al ser baleado por delincuentes cuando intentaron asaltar frente a su domicilio en la calle Precursores del barrio Santiago, a dos cuadras de la alcaldía.
Apenas el 27 de octubre, Mario había asistido a cubrir la reunión de la sesión de la región XV de seguridad pública en el municipio de Tezoyuca, donde estuvieron presentes los alcaldes de San Salvador Atenco, Chiuatla, Chiconcuac, Papalotla, Tepetlaoxtoc, Texcoco y Tezoyuca, así como la diputada local, Mirian Sánchez Monsalvo.
Las autoridades del estado de México, entre ellos, Jorge Arredondo Guillén, subsecretario de Movilidad estatal y responsable político de la región de Texcoco; públicamente reconocieron que los municipios de Tezoyuca y San Salvador Atenco, tienen los más altos índices de inseguridad en esa región.
Mario Delgadillo reportó esa información a su jefatura de prensa en Texcoco y la cual se difundió en varios medios informativos, sin saber qué días posteriores él mismo sería víctima de la delincuencia de Tezoyuca.
Tezoyuca se está convirtiendo en otro Ecatepec o Tecámac, donde la inseguridad ocupa los primeros lugares, a pesar de ser un municipio pequeño en consideración a los demás, pero donde el alcalde priista, Carlos Ramos, no atiende esa prioridad y tiene como comisario a Esteban Bautista, ex chofer de un funcionario de la PGR en Texcoco y cuyo único interés está en los ductos de PEMEX que son saqueados constantemente.
Incluso, Esteban Bautista trató de negar la agresión que sufrió el foto reportero, Mario Delgadillo Ramos, a pesar de que ocurrió a dos cuadras de su comandancia y cuando se enteró, argumentó que Mario y su acompañante, “se estaban drogando” por eso lo atacaron.
Esa falsedad sobre Mario lastimó al gremio periodístico de Texcoco, porque sabía que el foto reportero era una persona tranquila, que carecía de vicios y su reputación era intachable.
Con esa versión que el jefe de la policía dio a funcionarios del estado de México que indagaban la agresión al foto reportero, se cae toda la confianza hacía el gobierno municipal de Tezoyuca y sus falsos programas de seguridad.
Por ello, el título de esta columna: “Se solicita Justiciero para Tezoyuca”, porque tal vez es la única manera en que se obtenga justicia para Mario Delgadillo y las víctimas de la inseguridad en la región texcocana.
¿O qué el gobierno del estado de México espera que también en Tezoyuca se armen grupos de vigilancia civil o que linchen a delincuentes como recientemente ocurrió en Ozumba y Cuijingo?
El estado de México, al menos durante el gobierno de Eruviel Ávila Villegas, se ha destacado por los linchamientos públicos como se vivió en Teotihuacán, donde la población no se equivocó y linchó a tres secuestradores por la falla en los programas de seguridad pública.
Sin embargo, muchas veces en los linchamientos mueren o son víctimas personas inocentes como sucedió el pasado 28 de octubre, cuando en el pueblo de Cuijingo, municipio de Juchitepec, querían quemar a una mujer que confundieron como “secuestradora de niños”, pero era una empleada de una empresa cervecera que recorría los pueblos para mejorar la imagen de su producto.
Muchas veces, los pueblos se dejan llevar por versiones infundadas y cuando se dan cuenta ya mataron a personas inocentes, sin comprobar si efectivamente eran delincuentes. ¿Es lo que quieren que pase en Tezoyuca?
Lo que pasó en la carretera México-Toluca, el pasado 31 de octubre, cuando un “vengador o justiciero” tomó la justicia por propia mano, al acribillar a cuatro asaltantes, fue celebrado por miles de mexiquenses, porque sintieron que es la única manera de “hacer justicia” en el estado de México.
¿Es necesario la presencia de más justicieros anónimos para combatir a los delincuentes?