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TEJUPILCO, Edomex., 19 de octubre 2016.- Ante los daños graves ocasionados en la Sierra de Nanchititla y La Goleta en Tejupilco, es necesario tomar medidas drásticas contra los propietarios de la tierra que han impedido acciones de recuperación y demandar instancias omisas y negligentes como Semarnat y Probosque; además a los ayuntamientos y autoridades estatales que han sido indiferentes a la devastación de esta importante fábrica de agua; otro tema que atender es la politización de los cargos, pues hacen cambios de titulares, «sin ton ni son» en las áreas directivas, como sucede ahora en Probosque, donde no importa el buen desempeño y compromiso de los funcionarios, pues están siendo removidos, sostuvo Gilberto Mojíca Martínez, representante de la asociación civil Guardias de la Biosfera.
Consideró que denunciar y aplicar la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, es la única salida para frenar la devastación de la sierra del sur mexiquense.
Explicó que las problemáticas de la zona son diversas, pues van desde el estatus de la tierra y su indefinición en propiedad, hasta los permisos “de escritorio” otorgados por Semarnat, esto los hace candidatos a ser demandados por violar la Ley que “regula la responsabilidad ambiental que nace de los daños ocasionados al ambiente”, opinó.
La Ley implicaría todo un plan reactivo y coercitivo contra autoridades de los tres niveles de gobierno y de pobladores, porque “obliga a la reparación y compensación de dichos daños cuando sea exigible a través de los procesos judiciales federales previstos por el artículo 17 constitucional, los mecanismos alternativos de solución de controversias, los procedimientos administrativos y aquellos que correspondan a la comisión de delitos contra el ambiente y la gestión ambiental”.
Añadió que en ello encuadran estos permisos para “limpia de monte”, ya que antes los otorgaba Probosque y en estos momentos los otorga Semarnat de forma indiscriminada y sin conocer la realidad de la zona, por eso les llaman “permisos de escritorio” y las suspicacias acusan corrupción, además de ignorancia e indolencia de los funcionarios, quienes desconocen las circunstancias y la seria situación de la Sierra de Nanchititla, donde miles de hectáreas han sido devastadas por la tala indiscriminada y la plaga del gusano barrenador, anotándose otras tantas miles de hectáreas de área boscosa en riesgo de desaparecer.
Una de las principales acciones requeridas para el rescate de los bosques es la intervención de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, antes Secretaria de la Reforma Agraria (Sedatu) ellos conforme a sus atribuciones para implementar “programas de ordenamiento de la propiedad social y de fomento productivo”, permitirán a su vez “crear y preservar condiciones de certidumbre jurídica entre los sujetos agrarios y propiciar con ello el desarrollo rural integral de los núcleos agrarios”.
La única salida es aplicar la Ley de Responsabilidad Ambiental, reiteró Gilberto Mojíca, para iniciar con notificaciones, realizar actos de autoridad si es precisó, porque algo debe funcionar, hay muchos terrenos abandonados y nadie se responsabiliza de ellos, son las autoridades quienes deben aplicarse con un buen programa de acercamiento y concientización de los dueños de la Sierra, pues aun cuando hay área protegida, el problema se da en esas áreas donde hay conflictos legales.
La problemática es diversa y seria, insistió, por lo que el llamado es urgente para lograr la intervención de SEDATU, CONAFOR, SEMARNAT y PROBOSQUE, pero primero deben ponerse de acuerdo entre ellos, porque se han desvinculado totalmente y ante un problema de este tamaño, lo único que hacen es “echarse la bolita” y evadir la responsabilidad que conlleva su obligación institucional, aseguró.
En tanto la devastación continúa, el agua escasea cada vez más, los daños ambientales son notorios y pueden observarse en el mapa hidrológico de la Cuenca del Balsas, los montes quedan pelones por tala o por plaga, y el impacto ambiental llega a todas las comunidades, tanto de la parte alta, pero sobre todo la población ubicada en la parte baja de la región.