
Retiene liquidaciones alcalde de Calimaya
Uno pensaría que el servicio público exige vocación, ética y al menos una noción básica de decencia. Pero no, enalgunos municipios del Estado de México parece que esos requisitos fueron sustituidos por otras habilidades: agresividad, cinismo y la capacidad de convertir el escándalo en capital político.
El ejemplo más reciente y grotesco lo protagoniza Selenne Hernández Herrera, presidenta municipal con licencia de Capulhuac. Sí, la misma que ahora pretende regresar al cargo con el respaldo de… bueno, de nadie. Ni su cabildo la quiere de vuelta. Y con razón, en una actitud congruentecon la movilización social que despertó la despótica actitudde la alcalde.
Pero como en este país la ley es una dama flexible, sobretodo para quienes ostentan el poder, resulta que no hay manera legal de impedir su regreso. ¿Los valores? ¿La ética? Esas son cosas menores, casi anecdóticas, es más yainexistentes.
Mientras tanto, los habitantes de Capulhuac observan entre el coraje, miedo y el absurdo cómo se descompone su administración, al tiempo que su alcaldesa presume derechos legales como si fueran trofeos. Y lo peor de todo, algunos de ellos manipulados por un personaje de famadudosa como lo es el ahora “líder” de un partido enformación: Eduardo Neri, un cuestionado expresidentemunicipal.
Por otro lado, en Atizapán de Zaragoza, la segunda síndico, Leylany Arce Richard, nos dio una muestra más de cómo la política se ha vuelto un show de vanidades. Protagonista de un escándalo de seguridad pública, fue detenida por conducir una camioneta blindada con placas alteradas. ¿La respuesta? Negarlo todo, aunque los videos digan lo contrario. El realismo mágico se queda corto ante la narrativa de algunos funcionarios públicos.
Uno pensaría que la síndico estaría enfocada en la gestión del municipio, pero parece que sus intereses están en otrolado más que de la rendición de cuentas. Y lo más preocupante es que ni estos episodios, ni las denuncias, ni el rechazo ciudadano, parecen tener consecuencias reales.
Muchos otros actos que han causado molestia en la población se han presentado en otros municipios: Tultitlancon el cambio de nombre de calles; Ecatepec donde la Presidenta acusa a su excorreligionario de presuntos pagosmillonarios, entre otros. Pero los escándalos son de todoslos colores o sabores: el PAN con su municipio insignia que es Huixquilucan con supuestos ofrecimientos de pagosindebidos; los casos de denuncias en contra de expresidentes priístas y panistas en varios municipios. Pero de todo eso, no pasa nada.
¿Dónde está el límite? ¿En qué momento la política dejó de ser un ejercicio de responsabilidad para convertirse en un desfile de impunidad? Y peor aún, ¿por qué seguimos tolerando estas conductas como si fueran parte inevitable del paisaje político mexiquense?
Quizás porque la indignación dura lo que una nota viral. Porque hemos normalizado el abuso, el espectáculo y la incompetencia con tal resignación que hasta lo tragicómico nos da flojera. Pero no deberíamos acostumbrarnos. No podemos.
Lo de Capulhuac y Atizapán no son casos aislados. Son síntomas. Y mientras no exijamos algo más que ocurrencias y escándalos en TikTok, el servicio público seguirá siendo eso: un circo sin pista ni límites.
Esta recopilación evidencia que la corrupción y losescándalos en los gobiernos municipales del Estado de México no son exclusivos de un solo partido. La ciudadanía enfrenta desafíos similares en diversasadministraciones, lo que subraya la necesidad de fortalecerlos mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana para combater estas practices y promover una gobernanza ética y eficiente.
Alguien debe poner orden y creo que el Gobierno del estado debe asumir una decisión. Esperemos y sea la más objetiva y de beneficio para la población.