
Reafirma Delfina Gómez su compromiso con el Poder Judicial
James Madison, considerado el padre de la Constitución de los Estados Unidos, señala en su famoso artículo: "si los hombres fuesen ángeles, el gobierno no sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres, saldrían sobrando lo mismo las contralorías externas que las internas del gobierno. Al organizar un gobierno que ha de ser administrado por hombres para los hombres, la gran dificultad estriba en esto: primeramente, hay que capacitar al gobierno para mandar sobre los gobernados y luego obligarlo a que se regule a sí mismo". Por lo tanto, es una lectura indispensable para los expertos en Ciencias Políticas y Derecho.
Para garantizar un funcionamiento democrático de los sistemas políticos, es imprescindible preservar un sistema de pesos y contrapesos. De otra manera se pierde la libertad de los ciudadanos.
Cada semana nos dicen la abrumadora popularidad de los gobiernos de la Cuarta Transformación; también nos recuerdan que son la mayoría en las Cámaras de Senadores y de Diputados Federales y en 27 congresos locales. A partir del 1 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación será integrada por una mayoría afín a la Cuarta Transformación y en el país habrá casi 1000 nuevos jueces afines al gobierno. En México no se ven con claridad los pesos y contrapesos de un sistema democrático.
Pero esto no es suficiente; ahora en su propuesta de reforma electoral quieren menos partidos, un nuevo órgano electoral y sin representación de minorías. ¿Por qué, teniendo la mayoría en los tres poderes, quieren más?
Todos los días oímos un hito histórico de la Cuatro Té: se consiguió que millones de individuos emergieran de la pobreza, se controla la inflación, se alcanza una inversión nunca antes vista, se reduce el delito y se incrementan las carreteras. Todo esto complementado con el calificativo de histórico. Entonces, ¿por qué la reforma electoral?, si todo está tan bien.
Parece que, si todo está bien, lo que debemos hacer es contener los impulsos de ambición humana, de los deseos impropios de la maldad; no basta con las recomendaciones de la presidenta de austeridad, de la justa medianía, contra la corrupción, etc. Es necesario crear un sistema político de contrapesos. Es momento de trabajar en la moral pública.
James Madison tenía una perspectiva diferente a la de la Cuatro Té; él sostiene que el sistema de gobierno constitucional (dividido, limitado y controlado) se establece para dirigir y controlar la acción humana en el uso del poder. Es que ni los hombres son ángeles ni los ángeles guían a los hombres, un principio que se opone a cualquier idea de poder o liderazgo de carácter redentorista que encuentre su origen en una supuesta bondad, equidad y sabiduría intrínseca a determinadas personas que se sitúan por encima de cualquier sistema de control y supervisión.
La clase dominante, la casta que actualmente nos guía, debe saber que, sin equilibrios, incluso ellos están en riesgo. Nos olvidamos fácilmente de que el 90 por ciento no dio su voto a ningún juez, que el 40 por ciento optó por otras alternativas políticas tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, y que al menos el 50 por ciento no respalda sus gobiernos. Es a ellos a quienes se les pretende eliminar la voz.
Para ser un verdadero demócrata o republicano, debemos fundamentarnos en un principio moral incuestionable: debemos proteger a la sociedad de cualquier peligro autoritario. Por esta razón, es crucial prestar atención a las minorías y asegurar su representación. Somos hombres, no ángeles; debemos cuidar a la sociedad hasta de nosotros mismos.
Los clásicos para las novedades. Es importante recordar que, tal como decía Thomas Jefferson —fundador de Estados Unidos, filósofo y demócrata—, "el costo de la libertad es su constante vigilancia". Como ciudadanos, tenemos la capacidad y la obligación de contribuir.
Aún están a tiempo desde el gobierno; desde la oposición se pueden generar opciones. Falta voluntad.
@delgadillomejia