
Tratado sobre la estupidez
CHIMALHUACÁN, Edomex., 23 de julio de 2025.- En medio de una crisis que afecta a miles de ciudadanos en Chimalhuacán, su presidenta, Xóchitl Flores, asistió al estado de Oaxaca para recibir un supuesto reconocimiento por su apoyo a la preservación de tradiciones culturales.
Su salida del municipio ha generado una ola de indignación entre los habitantes del de Chimalhuacán, quienes acusan a la alcaldesa, Xóchitl Flores, de desatender las urgencias reales de su comunidad.
Y es que, mientras la edil aparece sonriente recibiendo premios fuera de su municipio, las familias chimalhuaquenses enfrentan severa situación social de inseguridad.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la localidad ocupa el primer lugar en delitos de feminicidios, robo con violencia y robo de vehículos de toda la entidad, lo que refleja el deterioro de las condiciones de vida de los habitantes.
A esto se suma la falta de servicios básicos como agua potable, drenaje y recolección eficiente de basura, así como las constantes inundaciones que afectan cada temporada a diversas colonias vulnerables. En zonas como Acuitlapilco, San Agustín y la Zona Comunal, vecinos denuncian desde hace meses el abandono institucional y la indiferencia de las autoridades locales.
“¿De qué sirve que la presidenta reciba premios en otros estados si aquí no puede ni garantizar seguridad ni servicios? “Aquí nos inundamos cada año, no hay agua y cada vez hay más asaltos. ¿Eso no merece atención?”, señaló una vecina de Chimalhuacán.
Este reconocimiento en Oaxaca ha sido visto por muchos como un intento de construir una imagen positiva en escenarios externos, mientras se ignora el descontento creciente al interior del municipio. Para muchos, se trata de un reflejo claro del desconecte entre el discurso oficial y la realidad que se vive en las calles de Chimalhuacán.
Habitantes exigen que la alcaldesa vuelva la mirada a los problemas que verdaderamente aquejan al municipio. Porque, como advierten algunos, “los premios no llenan ollas, no arreglan calles y no salvan vidas”.