Balazos en el pie
No importa la crisis.
O, mejor dicho, a partir de ella mañana la Cámara de Diputados se convertirá en plataforma de lanzamiento de candidatos para la Presidencia de la República.
José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público, abre una pasarela de la cual podrían decirse muchas cosas, pero hablemos de dos muy precisas.
En noviembre de 2012, cuando Enrique Peña le informó la intención de encomendarle la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Meade salió sorprendido de la entrevista.
Narró a un amigo:
“Mira: yo nunca soñé llegar a tan alto. Fui secretario con Felipe Calderón en Energía y en Hacienda, con lo cual ya me sentía satisfecho.
“Para mi sorpresa, el presidente Peña me hizo canciller y me dije: ‘bueno, pues ya trascendí el sexenio y los regímenes panista y priísta’. En la diplomacia soy feliz”.
Luego Peña Nieto lo designó secretario de Desarrollo Social y empezó a sonar su nombre como posible precandidato presidencial para el 2018 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o una alianza.
¡AH CARAY, DE VERDAD TENGO POSIBILIDADES!
Ya a cargo de los pobres, volvió a encontrarse con su amigo.
Su confidencia de entonces:
“¡Ah, caray!
“O sea: tengo posibilidades. No está mal. La encomienda es trabajar y voy a cuidar la política social. Mi mejor recomendación es mi trabajo”.
Más tarde, la salida de su amigo Luis Videgaray por el ridículo Donald Trump en Los Pinos, lo llevó la tercera cartera del sexenio y la quinta en su vida con dos gobiernos de signo distinto.
Su comentario:
“Repito en Hacienda en condiciones distintas. La primera vez administré una crisis, pero no tan profunda como ahora, así que a trabajar…”.
Trabajó y trabaja con reconocimientos nacionales e internacionales, medallas con las cuales aparecerá mañana en la otrora máxima tribuna de la patria para exponer el plan económico para el cierre de sexenio.
Para eso y un reto:
O se reposiciona o se apea de la lucha por la candidatura.
NO CAMBIARÁ EL GASTO, PERO SÍ SU DESTINO
Nadie tiene duda:
José Antonio Meade llegará como favorito para la candidatura del PRI con la suma de muchos y muchos políticos y economistas de todo signo porque lo creen capaz de unir y no polarizar el país.
El quid estará en qué paquete económico presenta.
Vaya un adelanto:
Habrá ajustes de fondo al presupuesto de egresos del año próximo, originalmente cifrado en poco más de cinco billones de pesos 236 mil millones de pesos.
Se mantendrá esta cifra, pero habrá reacomodos, sobre todo para fortalecer los recursos destinados a la reconstrucción de las zonas dañadas por los sismos del 7 y del 19 de septiembre.
Meade lleva varios días en juntas y juntas para discutir cómo ajustar las erogaciones sin afectar los principales rubros y responder a las exigencias de muchos tipos.
Internacionalmente está el reto de manejar una economía sin el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los términos actuales, forma eufemística de hablar del fracaso de las renegociaciones.
En lo interno no generar parálisis ni inflación.
Le puedo adelantar: hasta anoche no había determinación de cifras, pero deben quedar pulidas hoy para presentarlas mañana.
Y si Meade gana el aplauso general, saldrá de San Lázaro como virtual candidato priísta.