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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de marzo de 2018.- Aislar al trabajador, levantarle falsos, hablarle con injurias o groserías, desprestigiarlo, ser deshonestos con él, acosarlo sexualmente y cometer violencia verbal, simbólica o física, son los indicadores del acoso laboral o también llamado mobbing.
En México entre 15 y 20 por ciento de los trabajadores ha vivido acoso laboral, y por lo menos 60 por ciento acepta haber sido testigo de esta práctica en algún momento de su vida, afirmó Jesús Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Según estudios hechos por la FP, es fácil que las personas se identifiquen como víctimas y muy difícil que se reconozcan como victimarios; por ello, muchas organizaciones mexicanas se niegan a abordar este tema e incluso lo niegan, cuando “en realidad sí existe y se presenta en todos los niveles, tanto en instituciones gubernamentales como en empresas privadas”.
El acoso laboral consiste en una serie de comportamientos negativos por una o más personas hacia un empleado en particular. Estas actitudes van encaminadas a destruir al empleado o inducirlo a presentar su renuncia en términos de desesperación. “Uno de los indicadores de que se vive acoso tiene que ver con la salud, porque una víctima tiene dolores de cabeza, trastornos del sueño, problemas gastrointestinales, cardiovasculares, musculoesqueléticos, depresión, trastornos de ansiedad y migrañas”, alertó.
Suele ser utilizado por quienes ostentan el poder en los centros de trabajo y por lo regular empieza y termina de manera clandestina. “De hecho, muchas veces los altos puestos directivos ni se enteran cuando un integrante de su personal pasa por esta situación”.
El especialista mencionó que sobre el perfil psicológico del acosador hay teorías que aseguran que la personalidad juega un papel importante: “Hay personas que por naturaleza son acosadoras y otras que son víctimas. El victimario por lo regular tiene baja autoestima y por eso siempre violenta como una forma de defensa, o, por el contrario, es narcisista y se considera con el derecho de pasar por encima de cualquiera para lograr sus objetivos”.
Otras hipótesis plantean que son los ambientes laborales los que generan este tipo de violencia, y aquí juegan un papel importante las características del sistema capitalista del siglo XXI. “Tenemos empresas con climas laborales muy competitivos, en donde los empleados se vuelven individualistas y sólo buscan su propio beneficio aun a costa de los demás”.
Una tercera corriente afirma que estas circunstancias se derivan de cierta paranoia, es decir, si alguien tiene este problema psiquiátrico puede ser victimario porque se siente atacado, cree que los demás pretenden quitarle su puesto y comienza a ejercer violencia; o bien, se pone en el papel de la víctima y siente que todos los actos de acoso son dirigidos hacia su persona.
El acoso laboral ocurre por igual entre hombres y mujeres, aunque en ellas es más común el de tipo sexual, y en los varones es más usual la violencia física, dijo el experto en psicología de la salud ocupacional.
El acoso laboral es un tema que no sólo debe ser definido y diagnosticado por los psicólogos sociales, es preciso que los abogados y políticos intervengan porque esto, a final de cuentas, impacta en la salud de los trabajadores y de las empresas en términos de productividad, destacó.
Para prevenir, primero se debe legislar al respecto y ésa es tarea del Estado; además, sindicatos, patrones y trabajadores deben tener reglas para sancionar a quienes cometan acoso. Asimismo, a nivel social debe haber redes de apoyo y mayor apertura para hablar y denunciar este problema, concluyó.
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