La Política Mexiquense
Los pronósticos para el día de la toma de posesión de Donald Trump como 47º presidente del país vecino, indicaron que sería el día más frío desde la segunda investidura de Ronald Reagan, algo así como -10 oC.
Ese fenómeno climático, explican los expertos, está relacionado con el calentamiento global, debido a que, el aumento de temperatura provoca la reducción del hielo marino del Ártico, lo que libera metano, gas de efecto invernadero, que provoca más calor a la atmósfera, haciendo que la llamada “corriente de chorro polar” se dirija hacia el sur, llevando aire frío a otras zonas, como Washington DC. y provocando las inusuales nevadas en Florida.
Ante ese escenario, el presidente electo solicitó el cambio de ubicación de la ceremonia, del exterior, al interior del Capitolio; A través de su plataforma Truth Social, indicó que la “ráfaga ártica” podría poner en riesgo a las personas. Esta decisión inevitable, restó lucimiento al evento protagonizado por un personaje inclinado a la ostentación simbólica.
Paradójicamente, a pesar de la evidencia de fenómenos meteorológicos como el descrito, registrado justo al inicio de su administración y para estrenarla, el mandatario impulsó tres acciones contrarias a la reducción del calentamiento global, apenas llegó a la “oficina oval”.
En efecto, la primera fue una orden ejecutiva que anunció la retirada de su Nación del Acuerdo de Paris (que tardará un año para surtir efectos) bajo el argumento que este tipo de acuerdos imponían cargas económicas y regulatorias injustas a EUA., perjudicando su economía y limitando la competitividad del sector privado. Cabe recordar que, en 2016, durante su primer mandato, el presidente Trump también tomó la misma decisión de desvincular al país de ese compromiso global.
El Acuerdo de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015 durante la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP21), reúne a 195 países en un esfuerzo conjunto para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2 °C respecto a los niveles anteriores a la Revolución industrial (13.7 oC.), con el propósito de no superar los 1.5 °C. con el objeto de mitigar los efectos adversos del cambio climático, como eventos climáticos extremos y el aumento del nivel del mar.
El republicano también anunció que declararía una “emergencia energética nacional” para producir más petróleo y gas natural; debemos recordar que los Estados Unidos, hoy por hoy, es el primer productor de petróleo del mundo.
Tal decisión, sin duda agravará la dependencia de los combustibles fósiles, por contraposición a los esfuerzos de la comunidad Internacional para el control de la acción climática y también es un sinsentido económico, debido a que las “energías verdes” tienen costos de producción inferiores a las fósiles y con tendencia a la baja, gracias al progresivo avance de nuevas tecnologías.
Por otra parte, disminuye la competitividad de los Estados Unidos en los mercados de energías renovables tan importantes para otras zonas, como la Unión Europea y desde la óptica ambiental, se aumenta inevitablemente las emisiones de gases de efecto invernadero y la degradación de los ecosistemas.
Como tercer punto, el ejecutivo dedicó tiempo al logro de una promesa de campaña: desmantelar el mercado de vehículos eléctricos en EU.
Trump dijo que era necesario salvar a la industria automotriz de EU de la “aniquilación total” y ordenó la eliminación de políticas para vehículos eléctricos y las regulaciones que restringen la contaminación vehicular y las medidas de economía de combustibles, eliminación de los incentivos fiscales para autos eléctricos concedidos por Joe Biden, por lo que se hace evidente que surjan repercusiones más allá de Estados Unidos a los fabricantes mundiales de automóviles y de baterías, quienes se apoyaron en estímulos otorgados, incluido el crédito fiscal federal de 7 mil 500 dólares, para reducir la diferencia de precios entre los vehículos eléctricos y los coches a gasolina.
Es cierto que todas esas modificaciones al estado de cosas actual pueden tardar varios meses en consolidarse, ya que los afectados no tardarán en impugnarlas; sin embargo, la importancia que les concedió el mandatario apenas asumió la presidencia, está teniendo efectos en los mercados, que todavía se encuentran un tanto dependientes de los apoyos fiscales para mantener el ritmo de crecimiento hacia la transición energética, tan necesaria para la economía global y la salud de nosotros, los habitantes de este planeta.