Balazos en el pie
No va a cambiar: viene lo peor
Lo único novedoso en esperada rueda de prensa de Donald Trump ayer es que aquellos que pensaban que el magnate se iba a “tranquilizar” después de ganar las elecciones, estaban equivocados.
Ni va a cambiar ni nos va a perdonar el Tratado de Libre Comercio.
Ya lo dijo ayer. En su opinión nos hemos aprovechado de Estados Unidos y eso ya no va a suceder.
Nos quiere mucho, pero nos va a romper la cara.
Cuando dice que será el mayor creador de empleos que Dios haya dado, nos avisa que vendrá un programa de incentivos para invertir en Estados Unidos como nunca en la historia.
Leído de otra manera, no va a llegar un peso de inversión a México porque toda se va a ir hacia allá.
Y con respecto al muro, se mostró impaciente por comenzarlo.
Va a iniciar su construcción desde los primeros días de su administración.
Será un acto hostil y no dudo que nos lo hará pagar mediante impuestos a nuestras exportaciones.
Eso va contra la letra y el espíritu del Tratado de Libre Comercio, pero seguramente tiene formas de darle la vuelta.
Así son los populistas, de izquierda o de derecha: se pasan los acuerdos por donde quieren con tal de que se cumpla sus deseos.
El deseo de Donald Trump es frenar el TLC y con ello las inversiones que vienen hacia México.
Junto a al río Bravo tenemos una nueva realidad, con un vecino más agresivo, que va a cargar contra México y contra el país que se le ponga enfrente.
Lo que aquí se debió trabajar es en la preparación de los equipos que van a negociar el TLC con Trump, el muro y un plan de contingencia para enfrentar la deportación masiva de indocumentados.
¿Vamos a aceptar una renegociación del TLC, con lo que se crearía un compás de espera de años de incertidumbre para las inversiones en nuestro país?
Esa es una pregunta válida, pues hay personas en México que con toda razón se oponen a la apertura del TLC. Ampliación sí, pero reabrirlo no.
Hay otros que deben estar felices, porque lo que no consiguieron ellos en México –impedir el Tratado-, lo puede lograr Donald Trump.
Y hay que tener una política de recepción de indocumentados a los que van a deportar.
No nos vayamos con el espejismo de que va a haber tolerancia en las fábricas y en la industria restaurantera o en los centros de trabajo de mexicanos ilegales.
Preparémonos para lo peor, porque a la Casa Blanca llega un extremista, populista, que no sólo va a poner a sufrir a México, sino al mundo.
Aquí necesitamos talento para sumar a todas las fuerzas políticas, incluida Morena, para hacer frente a una negociación digna de lo que se pueda negociar.
Dicen que son nacionalistas y quieren a México: es hora de demostrarlo.
Requerimos firmeza para defender los derechos humanos de nuestros migrantes.
Y el entorno global, preparémonos, porque también será más duro. Y decir duro quiere decir peligro de guerra real. Este año es el Congreso del Partido Comunista Chino y Xi Jinping va a reafirmar su liderazgo con agresividad ante el adversario externo: Trump.