La violencia en la política

“La política sin principios es un juego de poder. La política con principios es el arte de servir a la humanidad”.

Martin Luther King Jr.  Líder por los derechos civiles en EUA, S XX.

Existe un dicho que señala que cuando la política falla, la violencia aparece. Otros que consideran cuando la política (entendida como dialogo) falla, la violencia se vuelve la única forma. O incluso quienes consideran que al final la política se transforma en violencia. 

Recientemente fuimos testigos de actos de violencia en la política, encontrándola en diversas regiones y contra diversos actores: en la Ciudad de México, donde se atacó a dos integrantes del equipo de la Jefa de Gobierno, privándoles de la vida. Se espera que se identifique, procese y castigue a las responsables materiales e intelectuales.

Las manifestaciones en Estados Unidos, específicamente en California, donde se optó por el uso del aparato represor del Estado para dispersar las movilizaciones. Mi solidaridad con las y los migrantes, personas con derechos, jamás se les debe considerar ilegales.  

En Bogotá, Colombia, el candidato a presidente de su país por la derecha, sufrió un ataque que lo tiene debatiéndoseentre la vida y la muerte. Hago votos por que salve la vida con salud suficiente para seguir en su carrera política, así como que se castigue a los responsables.

Si vemos más allá de nuestro continente, encontraremos zonas de guerra en Ucrania y Rusia, así como en la franja de Gaza en la versión más reciente de un conflicto milenario.

Como humanidad hemos sido capaces de llegar a la luna, de curar enfermedades mortales, de generar conocimiento a una velocidad nunca vista, de superar hambrunas y pandemias. Pero parece que la política va en sentido contrario a los tiempos, escaseando el diálogo y la negociación para vivir en paz.

Me parece que un punto de partida debería ser la condena mayoritaria al uso de la violencia como forma de actuar. La muerte o la afectación en los derechos de personas inocentes es inaceptable. A partir de ahí, como sociedad debemos imaginar vías de solución pacífica de nuestras diferencias. Se entiende que el Estado tiene el uso legítimo de la violencia para castigar a los violadores del marco legal y así asegurar que la sociedad viva en paz.  Pasa por la vigencia del Estado de Derecho Constitucional y Democrático, entendido como la sociedad gobernada por personas electas por reglas y periodos de tiempo específicos, que en su actuar cotidiano tengan como faro y camino el pacto social materializado en la Constitución, en donde se castigue al infractor de las normas sin distingos y se apoye y premie el trabajo y talento.

Diálogo, diálogo y cuando se agote, más diálogo. Negociación, escucha activa, imaginación, sensibilidad, altura de miras, pensar en el mediano y largo plazo, entender que lo que le suceda a mi contraparte tendrá una consecuencia en mi entorno más temprano que tarde, guiarse por principios y no por intereses, me parece deberían ser elementos necesarios en las personas que nos lideren en funciones gubernamentales, empresariales, académicas, deportivas, etc.

Y concluyo señalando un ejemplo: en la Ciudad de México y en otras ciudades del país, se vivieron bloqueos y manifestaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), acciones que conllevaron a un sector de la población a clamar por el uso de la fuerza para terminar con las complicaciones viales generadas. 

Ante esas voces la Presidenta hizo gala del temple y altura de miras que le caracterizan, haciendo oídos sordos y manteniendo el dialogo. Ante los hechos de un grupo que intentó entrar por la fuerza, llamó a la CNTE a deslindarse o reconocer sus acciones, pero jamás generalizó.

Son tiempos de poca política. Debemos reconocer a aquellas y aquellos con talento construyen puentes y crean soluciones.