Balazos en el pie
“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón”… este conocido fragmento de uno de los poemas más famosos de la literatura castellana ha servido de inspiración para referirme a la necedad de algunas mujeres, pues hay casos en los que ¡vaya que los hombres tienen razón! y no es que esté acusando a algunas mujeres, ni pretendo dar la razón a quien no la tiene, pero basta con que comencemos por analizar algunos casos y verán que no me equivoco.
Platicando con un amigo sobre las necedades de las mujeres, me inquietó reconocer que está en lo cierto, supongamos que están con su pareja y tienen que salir a una fiesta que no estaba planeada, él muy lindo lo único que quiere es ir a la fiesta y disfrutar con su señora, pero la mujercita en cuestión lo primero que piensa es “no tengo qué ponerme”, él le dice: mi amor con cualquier cosa que te pongas te verás linda y claro, la respuesta de ella es: sí, eso lo dices porque de seguro no quieres gastar en un vestido. O ¿qué tal ésta? “Mi amor, ¿estás segura que era en esta calle?”: ella muy enojada le responde: “claro que sí, he venido miles de veces”, pero pasan a la siguiente calle y ¡oh sorpresa! no era esa la dirección. Una más, “mi amor, ¿qué vestido me pongo, el azul o el rosa?, el rosa y finalmente se ponen el azul, así nos podríamos pasar hojas y hojas enlistando miles de necedades en las que caen, o caemos, las mujeres.
Sin embargo, esas no son las más peligrosas, hay otras necedades en las que va de por medio la elección de pareja, de un trabajo y en el peor de los casos, hasta la posibilidad de no vivir plenamente.
Por ejemplo, algunas mujeres se quejan todo el tiempo de su pareja, se la pasan criticándolo y diciendo a toda la gente lo mal que las tratan, pero no hacen nada por terminar con esa relación, y cuando al fin deciden dejarlo buscan a otro peor que el que tenían.
Pero el punto no es la necedad en sí, sino qué se está demostrando al ser necia, para ello se me ocurrió que para definir mejor la necedad, es preciso conocer algunos antónimos y por mencionar sólo algunos me encontré que lo opuesto a la necedad es: astucia, acierto, agudeza, capacidad, entre muchos otros, lo cual, queridas lectoras, sugiere que la necedad es signo de poca inteligencia.
Ahora bien, no todo está perdido, se puede dejar de ser una necia o al menos comenzar por reconocer de vez en cuando que no se tiene la razón. Porque el resto de las personas pueden llegar a cansarse de escucharlas y hasta evitar entablar alguna conversación, ya que con alguien que es necio, no se llega a nada. Y créanme que algunos hombres prefieren “dar la razón” a su pareja con tal de no seguirla escuchando.
¿Cómo reconocer si eres necia?, basta con poner atención a la manera de discutir sobre un tema, en el momento en que te des cuenta que no estás segura de lo que dices, es mejor saber guardar silencio o bien brindarle a tu pareja la oportunidad de reconocer en ti a una persona inteligente y juiciosa, escuchando su postura y plantear con fundamentos lo que estás diciendo o bien, aceptar que estabas en un error.
Queridas lectoras, mujer inteligente no es aquella que siempre opina, sino la que sabe escuchar y reconocer sus límites.
Por tanto, para dejar de ser necia es necesario mejorar la manera de comunicarse, es preciso comenzar por dejar hablar a los otros, aprender a escuchar y, sobre todo, si no se está segura de que la información que se tiene es verdad, es mejor decirle a la otra persona: “no estoy bien enterada, pero me encantaría me ilustres mejor sobre el tema”.
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