Asume chihuahuense Claudia Espino la Secretaría Ejecutiva del INE
ECATEPEC, Edomex., 28 de mayo de 2017.- El estruendo de Thunderstruck, un clásico de la legendaria banda australiana, AC/DC, retumbó en plena principal de este lugar.
Fue vitamina pura para un asoleado respetable que abarrotó la explanada.
Pero ni sol ni calor fueron motivo para que se abrieran.
Por el contrario, se cohesionaron, brincaron y gritaron.
«¡PRD!» «¡PRD!» «¡PRD!», alzaron al unísono más de 30 mil gargantas.
Fue el primer cierre regional de Juan Zepeda, el candidato rockstar, el candidato creyente, el candidato de la fe, el candidato que subió más bonos que sus contrincantes.
Zepeda Hernández vino a este lugar, vivo ejemplo del poder priísta:
Ecatepec, el municipio más grande del país, de América Latina.
Ecatepec, el municipio más inseguro de México, sólo competencia de Acapulco.
Ecatepec, el primer lugar en feminicidios.
Ecatepec… pobre Ecatepec.
Aquí, en el lacerado lugar, el perredista propuso, reiteró, la defensa del voto.
Alertó de la intención del robo de la elección. Llamó a la creación de un frente perredista para impedir la ruta de la ilegalidad, de la ignominia priísta, el monstruo anquilosado que gobierna desde hace 87 años los destinos mexiquenses y que ve frente así el escenario de su extinción, de su hegemonía.
Hoy, Zepeda dio muestras de unidad, de fortaleza interna, pese a la enfermedad de la división, del desánimo; frente a la desbandada, a las traiciones.
El zarape del gobierno capitalino, del CEN del PRD, de diputados, locales y federales, de alcaldes, cobijaron al perredista.
Zepeda, abierto, sincero, enterado, agradeció a los medios de comunicación.
A tres días de que concluya la campaña, sostuvo que sin los medios no hubiese logrado su crecimiento.
Lamentó las recientes agresiones contra los periodistas, donde brincan casos como el del sinaloense, Javier Valdés, corresponsal de La Jornada, la agresión contra la subdirectora del Costeño de Autlán, y el más reciente, la desaparición del michoacano, Salvador Adame, así como él asesinato de más de 100 comunicadores ocurridos durante los últimos años.
Más adelante, Miguel Ángel Mancera, el jefe del gobierno capitalino, sin ser perredista, se refirió a un partido fuerte, unido, capaz de vencer en la madre de todas las elecciones.
Ahí, en pleno sol, Mancera llamó a la panista, Josefina Vázquez Mota y a la morenista, Delfina Gómez, ha sumarse al proyecto de Zepeda, a que declinen a favor de la causa perredista.
«Ambas tienen cabida en este proyecto», reseñó.
La propuesta fue amasada por la lidereza nacional del PRD, Alejandra Barrales:
«¡Juan Zepeda no declinará!», gritó a los cuatro vientos, luego de expresar que hay temor en la casa de enfrente, en Morena por el crecimiento exponencial del perredista.
«Tanto es su temor que solamente esta semana nos han emplazado cinco veces a la suma, a la declinación a favor de ellos. Eso no va a suceder», advirtió desde el templete.
En ese momento, miles de banderas se agitaron vigorosamente.
La suerte está echada: el PRD va solo a la batalla.
Y con un candidato en ascendencia, al menos los números de las encuestas así lo indican.
AC/DC.
Juan Zepeda.
Dosis de potencia y energía política.
También posibilidad de triunfo.