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TEOTIHUACÁN, Edoméx., 27 de diciembre del 2016.- Durante este 2016 se realizaron descubrimientos arqueológicos en el Estado de México, por parte de los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Durante los trabajos de introducción de drenaje en la localidad de San Antonio Xahuento, en el municipio de Tultepec, se descubrió la osamenta de un mamut.
A una profundidad de dos metros y medio por debajo de la superficie de la calle La Saucera, gran parte de la estructura ósea yacía desordenada.
La disposición en que fueron hallados una decena de costillas, húmeros, fíbulas, un fémur, escápulas, cúbitos, radios, así como una decena de vértebras, indica que hace más de 12 mil años, posiblemente el animal sufrió el mismo destino que otros de su especie: se quedaban atascados en el fango por su gran peso y finalmente eran destazados por el hombre y otros depredadores.
Mientras arqueólogos del INAH exploraron por vez primera las entrañas de la Plaza de la Luna en Teotihuacán, encontraron un paisaje lunar repleto de cráteres: fosas en cuyo interior se hallan estelas lisas de piedra verde, conductos que marcan al centro de este espacio los rumbos del universo y una serie de horadaciones que contenían cantos de río, un código simbólico que los antiguos teotihuacanos elaboraron en las primeras fases de la urbe, hace mil 900 años.
Las excavaciones se enfocaron frente al Edificio Adosado de la Pirámide la Luna. En el subsuelo de la llamada Estructura A, un patio cerrado con 10 altares, se ubicaron cinco estelas completas dentro de fosas. Sus alturas y pesos varían de 1.25 a 1.50 metros y de los 500 a los 800 kilos.
Otro hallazgo en este sitio arqueológico fue la ubicación, a escasos 10 centímetros de profundidad, de dos canales asociados al altar central de la Plaza de la Luna, estos conductos tenían igualmente una función simbólica y no como desagüe.
Además, un equipo de la zona arqueológica exploró el entierro de una mujer de elite a la que dieron por llamar “La mujer de Tlailotlacan”, quien murió hace aproximadamente mil 600 años en el Barrio Oaxaqueño o “Tlailotlacan”, que significa el de la “gente de tierras lejanas”.
Se trata de uno de los personajes que presenta una mayor cantidad de modificaciones corporales, entre los registrados hasta ahora en la antigua metrópoli. Muestra una alteración del tipo tabular erecta y varias prótesis dentarias: un par de incrustaciones redondas de pirita en los incisivos centrales; asimismo, los incisivos inferiores fueron reemplazados por una pieza elaborada en piedra verde.