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GINEBRA, Suiza., 19 de noviembre de 2013.- Más de un tercio de la población mundial carece de inodoros, con consecuencias devastadoras para la salud y el desarrollo de los niños, advirtió el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En el Día Mundial del Saneamiento informó que alrededor de 2 mil 500 millones de personas en el planeta, 36 por ciento de la población mundial, carecen de ese servicio en sus hogares.
«El acceso a un inodoro sigue siendo un secreto innombrable y vergonzoso que afecta incluso a algunos países muy prósperos», dijo el jefe mundial de los programas de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) de UNICEF, Sanjay Wijesekera.
Explicó que «la falta de acceso a los inodoros está matando literalmente a los niños, causando enfermedades a los adultos y demorando el progreso, día tras día».
De acuerdo a las cifras de UNICEF, la falta de acceso al agua potable, saneamiento e higiene es una de las principales causas de diarrea entre los niños menores de cinco años, y mata cada día a unos mil 400 niños.
UNICEF encabeza un movimiento en favor de un cambio social que ha propiciado que más de 25 millones de personas hayan abandonado la práctica de la defecación al aire libre y usen ahora el inodoro.
El programa Enfoques de la Comunidad para un Saneamiento Total (CATS) anima a las comunidades a tomar la iniciativa e identificar sus propias medidas para poner fin a la defecación al aire libre, y ha logrado resultados a gran escala.
En el último recuento, más de 50 países han implementado el programa CATS y muchos gobiernos han incorporado un enfoque similar en sus políticas nacionales. A pesar de esos éxitos, Wijesekera reconoció que los países, las comunidades y los individuos tienen todavía mucho trabajo por hacer para sacar a plena luz el tema tabú de los inodoros y la defecación al aire libre, así como debatirlo abiertamente.
Además de su campaña mundial «Sin acceso», UNICEF promueve iniciativas en todo el mundo en torno al Día Mundial del Saneamiento, para hacer conciencia sobre los peligros de la defecación al aire libre y la falta de acceso a mejores servicios de saneamiento.
«No es fácil, pero sin duda es factible, y, por otra parte, es absolutamente indispensable si queremos vivir vidas sanas en el siglo XXI», destacó.