Balazos en el pie
El mundo de Eruviel
PARTE 2
Dentro de todos los regalos que recibe el gobernador Eruviel Ávila por motivo de su cumpleaños, fiestas de fin de año o algún motivo especial, seguramente nadie le ha obsequiado una brújula porque de plano ha perdido el sentido de ubicación y confunde el municipio de Ecatepec, gobernado por él en un par de ocasiones, con todo el Estado México.
Como no todo el territorio mexiquense es el municipio que gobernó, sus pifias y la de casi todo su gabinete vienen haciéndose cada más evidentes y el deterioro en la calidad de vida de los mexiquenses se eleva día a día, similar a la verborrea que emana de sus discursos mal elaborados, así como su improvisación, que tiene los alcances de nefasta.
La brújula que debería de contener algunos de los regalos es para que ubique que está trabajando y tiene como centro de operaciones y de los poderes a la capital del Estado de México, que es Toluca y no Ecatepec. Recordarle que al edificio en donde despacha se le conoce como el palacio de gobierno estatal y no municipal.
Sugerirle, si es que puede, evaluar y reconsiderar algunos mandos de sus secretarías para que lo asesoren, en serio, y pondere que a lo único que lo ha llevado tanto amiguismo, compromisos de la elección, sobrepaternalismo por los ecatepenses y repudio por el Valle de Toluca es a un gobierno que renta a la mayoría de la prensa, escrita y electrónica, para difundir su verdad y el mundo del absurdo en que se viene envolviendo.
El mandatario mexiquense que pretende emular al “Gran Salinas”, con su demagógica palabrita solidaridad, anda extraviado y sin brújula que le acompañe porque tiene temas calientes en el estado a los que evade como si gobernara Estocolmo, Nueva York o Chicago.
Los feminicidios, que ocupan el número uno a nivel nacional, son un tema que despecha Ávila Villegas, y en realidad ya no se sabe si es por irresponsable en sus políticas públicas hacia las mujeres o por problemas de misoginia. Su aferrada defensa contra la alerta de género da elementos enriquecedores para una evaluación ante un psicólogo.
Su absurdo proceder en el tema de la inseguridad, con una secretaria a la que le amputaron la lengua para ser suplida en su discurso por un aberrante, ignorante y párvulo vocero, tiene implicaciones tan serias que el crimen organizado de Michoacán lo ha detectado y por ende se reorganizó en la zona oriente y el sur de la entidad, autenticando la improvisación del mando único, las mentiras del control de confianza, los retenes ridículos y nada operativos y de remate un cinturón para blindar el territorio mexiquense que resultó de talla chica ante lo obeso del problema.
En el mundo de Eruviel, primero los cuates, después los cuates y al final los cuates, porque los jóvenes deben saber que para realizar un concierto, éste debe ser organizado por lo cuates de Eruviel porque, el que no piense como él, entonces vive en el error y si no, como ejemplo, ahí está Marisela Serrano y Delfina Gómez; el condicionamiento de presupuesto a alcaldes de su propio partido y de remate su intromisión en el informe del actual rector que debió someterse a presentar como máxima figura de su discurso a un gobernante que se dijo adoptivo de la máxima casa de estudios, pero por imposición.
Finalmente, por hoy, en el mundo de Eruviel la protección civil se convierte en un buen pretexto para bloquear a los que no son cuates; ahora resulta que a nuestro gobernador rocanrolero, porque ya comentó que a él también le encanta, le llegó una visión futura de desastre en el Hell and Heavy y con 500 policías arremetió en Texcoco para poner orden a su gusto.
Gran momento de introspección para Don Eruviel, porque para poner orden en todo el estado de México va a necesitar un millón de policías y nunca los va a tener y la cosa seguirá igual o peor en su mandato. Raúl Domínguez Rex, presidente del PRI estatal, quizá lo pueda auxiliar con su pretensión de militancia priísta de cinco millones, que disfrazados de policías por lo menos apantallen a la delincuencia no por capacidad, sino porque en bola todo es más fácil aunque sea sin brújula.