Balazos en el pie
La tierra que caía sobre el ataúd del niño Jordan, víctima de una bala asesina en Ecatepec, no tapará, de ninguna manera, la impunidad con la que se manejan las armas de fuego en el estado de México y la facilidad con la que se manejan tanto de manera individual como grupal en los municipios mexiquenses.
¿Saben cuántas armas ingresan a territorio nacional por la frontera con Estados Unidos? De acuerdo a traficodearmas.blogspot.mx, en nuestro país circulan más de 16 millones de armas de manera ilegal y en la zona centro se pueden comprar con facilidad en colonias como Tepito, la Buenos Aires, La Doctores y Peralvillo.
Pero también hay grupos que se dedican a traficar armas en municipios mexiquenses como Nezahualcóyotl, Coacalco, Ecatepec, Valle de Chalco, Naucalpan, entre otros.
Es tan fácil comprar o adquirir un arma en el Estado de México que cualquier persona la puede portar en la vía pública. Lo peor es que grupos criminales andan “como Juan en su casa”, disparando contra bares o asesinando a rivales.
El que disparó el arma en Ecatepec goza de esa impunidad y a pesar de que un niño fue su víctima, ninguna autoridad (local o federal) lo va a capturar o al menos realizar operativos en busca de armamento ilegal, sólo y ocasionalmente, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aplicará programas de canje de armas en coordinación con el gobierno del Estado de México y municipios.
Pero ¿usted cree que un asaltante, secuestrador o miembro de los cárteles de la droga va a entregar sus armas? Claro que no, entonces, el gobierno federal y el del Estado de México, en coordinación con los ayuntamientos, debe de emprender operativos efectivos y no sólo los llamados canjes.
Pablo Bedolla López, alcalde de Ecatepec y quien después de enterarse de que el pequeño Jordan fue víctima de una bala perdida, ofreció pedirle a la Sedena otra vez el canje de armas, pero la familia de Jordan exige que se realicen operativos efectivos en busca de armas.
La familia de Jordan ya tuvo dos víctimas por balas perdidas; ¿hay que esperar más muertes para que reaccione Eruviel Ávila y Enrique Peña Nieto?
Apenas, la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) intentó desarmar a un grupo de Arrieros que participan armados en el Carnaval de Atenco, donde una mujer murió víctima por disparo de fuego por uno de ellos, en un festejo pasado, pero los propios vecinos se opusieron, diciendo que era parte de la tradición.
Los llamados Arrieros portan diferentes tipos de armas, cortas y largas, durante su recorrido carnavalesco por los pueblos de San Salvador Atenco y ya en estado de ebriedad, disparan a cualquier lado, sin consideración.
En otros carnavales como el de Los Reyes La Paz y Chimalhuacán, también se acostumbraba a disparar armas de fuego, con consecuencias fatales, pero a raíz de la muerte de otro niño en un cine de Iztapalapa en noviembre de 2012, las condiciones cambiaron y los charros de ambos municipios tratan de ya no usar armas de verdad, sino sólo imitaciones.
La falla es que mientras haya muertos en las calles por armas de fuego, ya sea intencionales o accidentales, el gobierno mexicano (ya sea federal o estatal) no mueve un solo dedo para imponer su voluntad para un desarme.
En esos operativos que realiza la SSC, el Ejército, la federal en las llamadas Base de Operaciones Mixtas (BOM) se deben de buscar la presencia de armas y delincuentes, pero en la mayoría de los casos, solo buscan pretextos para extorsionar a conductores que no tienen licencias de manejo, verificación vehicular o tarjetón. En esos detalles pierden su tiempo.
En sí, los operativos policíacos en el Estado de México fallan en todos los sentidos, porque los mandos “dejan manos libres” a los uniformados para robar en vez de cumplir con su deber y los políticos presumen de que cuentan con tecnología, helicópteros, personal y hasta de compras millonarias de videocámaras, cuando en sus filas policíacas sólo tienen a personal que le gusta atracar.
Pero que la tierra que arrojó la pala sobre el ataúd del niño Jordan, que no tape también la impunidad con el que se maneja el tráfico de armas en el Estado de México y en el país.