Balazos en el pie
Confianza, término que se utiliza en muchos sentidos pero que su significado abarca el valor más grande que los seres humanos deseamos alcanzar. Algunos dirán pero y ¿el amor no era el más grande?, pues incluso el amor está basado en la confianza.
Trataré de explicarlo mejor. Confianza, según el diccionario, es la esperanza firme de que alguien haga algo que se espera que suceda o que algún evento que se desea se lleve a cabo. Por otro lado, un autor dice que cuando se experimenta una crisis de inseguridad o ansiedad, probablemente, tener al lado a alguien a quien ama o admira, en la esperanza de que fortalezca nuestra confianza, se espera que ayude a comprender las propias cualidades positivas y logros.
Ahora que ya se tiene más claro lo que es la confianza, es preciso señalar que esta cualidad, que se considera un valor, se aprende durante la vida a través de las experiencias de las que está conformada.
La confianza comienza a aparecer cuando de pequeños se reciben cuidados y muestras de que alguien está al pendiente de lo que necesitamos, esta seguridad que nuestros padres o quienes nos hayan criado depositan en su propia persona, nos da la idea de que siempre tendremos o deberíamos tener alguien en quien confiar, alguien que se preocupara por nosotros cuando así lo necesitemos y es así como vamos depositando nuestra confianza en diferentes personas a lo largo de nuestra vida.
Pero la confianza no siempre tiene para nosotros el mismo valor, es decir, éste será dependiendo de en quién la vayamos depositando y del tamaño de lo que le estamos confiando. Así pues, conforme crecemos, en nuestra cabeza siempre vamos a tener una medida que nos servirá para esperar que la confianza que depositamos en alguien se reciba, al menos, en la misma medida en la que estamos acostumbrados.
Ahora bien, la confianza que vamos depositando en los demás, cuando se tiene la seguridad de poder confiar en los otros, va reforzando nuestra propia seguridad; es decir, se fortalece la confianza en nosotros mismos, por lo que cuando ésta se ve quebrantada, ya sea por el rompimiento con algún amigo, novio, pareja, etc., no sólo es la sensación de traición, sino que comienza a surgir la creencia de que la confianza en uno mismo también va mermando, ya que se piensa que no fuimos lo suficientemente valiosos para la otra persona, pues a esas alturas, seguramente a la confianza le hemos agregado un plus, el amor, valores en los que generalmente van inmersos deseos, sueños y expectativas.
Sin embargo, y de acuerdo a lo que ya expliqué, es importante pensar que la confianza que depositamos en otros, lleva implícito un valor subjetivo; es decir, siempre será del tamaño que nosotros le hemos dado conforme nuestra propia experiencia, pero que el que la recibe también lo hace en base a su propia experiencia, por tanto, la confianza depositada nunca será ni podría ser recibida en la misma medida.
Por lo que, aprender a elegir mejor en quién depositamos nuestra confianza, nos evitará culpar al otro cuando las cosas no salgan como las esperábamos, y más aún no pondremos en riesgo la confianza que tenemos en nosotros mismos.
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