Balazos en el pie
Siempre sucede. Con bombos y platillos, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, anunció el aumento de las BOM en su terruño querido, Ecatepec, porque “está preocupado” por los altos índices delictivos que le quitan el sueño.
Pero el mismo día en que se da el arranque oficial a la presencia de más militares, marinos y federales para esa “imposible misión”, dos policías de Ecatepec son detenidos por robarle 20 mil pesos a un ciudadano y privar de la libertad a un familiar.
Y es que no hay que darle más vueltas al asunto, la policía municipal de Ecatepec es parte del crimen organizado, ya que al igual que los Zetas, La Familia Michoacana o los Caballeros Templarios, se dedican a secuestrar, asaltar y extorsionar a la ciudadanía.
Nada más que a diferencia de los criminales, los uniformados de Ecatepec cuentan con sueldos, armas del gobierno, placas y la impunidad que les da su presidente municipal, Pablo Bedolla López.
Los policías de ese municipio importante por su número de población, no están lejos de ser similar a la de Iguala, Guerrero, donde recientemente ocurrió una de las más tristes historias de nuestro México, la de la complicidad de policías con el crimen para atacar a normalistas.
En Ecatepec hay complicidad entre la policía y sus jefes para asaltar, secuestrar y extorsionar.
Recientemente, una síndico perredista puso el dedo en la llaga al denunciar en cabildo que los oficiales municipales tenían una oficina y un corralón clandestino en Los Arcos en la que se extorsionaba abiertamente a los automovilistas y ciudadanos.
Lo único que hizo el gobierno municipal fue clausurar esa oficina, pero los uniformados pusieron otra en Xalostoc, donde igual seguían robando abiertamente, por lo que tuvo que intervenir una de las BOM para clausurarla.
Los ciudadanos de Ecatepec son atacados por dos frentes: la del ratero común que te asalta en la calle, en el autobús o en tu negocio y la de la policía que te da el clásico “chamarrazo” para subirte a la patrulla para que no veas el número, te despoja de tus pertenencias y si llevas tarjetas bancarias, te exigen la contraseña para saquearte a través del cajero.
De estas historias hay muchas. Te extorsionan hasta en tu propio domicilio, pues con toda patrulla van a tu casa y exigen un pago para dejarte en libertad.
Y eso fue lo que ocurrió con los dos policías de Ecatepec que fueron capturados en el límite de ese municipio y Nezahualcóyotl.
Ellos, Mario Hernández Cruz y Abraham Arellano, policías adscritos a Ecatepec, habían llevado en la patrulla “a uno de sus clientes” a su casa para que les entregaran 20 mil pesos para su rescate.
Y qué decir de esta mujer policía, Nancy Bermúdez Vega, que fue detenida por la Procuraduría estatal, por ser jefa de una banda de extorsionadores que se hacían pasar como de la Familia Michoacana y amagaban a comerciantes de Ecatepec y Coacalco.
Es obvio que el gobernador Eruviel Ávila Villegas sepa que la policía de Ecatepec es parte del crimen organizado, también lo sabe el alcalde Pablo Bedolla López, incluso el titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Damián Canales Mena, pero ninguno quiere mover un solo dedo para acabar con esa situación.
Ellos son políticos, su único interés es seguir en el poder público sin importarles que todos los días los ciudadanos de Ecatepec sean vejados y robados por sus policías.
No importa si hay una o seis, 10 o 20 BOM, los delincuentes están ahí con placas y uniformes.
PARA EL ARCHIVO…
¿Es necesario que en Ecatepec suceda algo similar que en Iguala, Guerrero, para que Eruviel y Pablo Bedolla tomen conciencia de la podredumbre que es su policía municipal?
¿No le basta al gobernador Eruviel Ávila Villegas el escándalo internacional que se tiene por la masacre en Tlatlaya?
¿Por qué Eruviel no envía a “capacitar” a una escuela de Tlaxcala sus policías de Ecatepec, al igual que se hizo en municipios del sur de Edomex?
¿Por qué permite tanta impunidad en Ecatepec?