Muere niña tras ser arrollada por camión público en Toluca; su madre lesionada
El Paso, Texas a 07 de mayo 2023.- Sin dinero, cansados de dormir en la calle, de las extorsiones que son víctimas por parte de diversas corporaciones policiacas mexicanas para no entregarlos a las autoridades migratorias y de huir de bandas criminales que los acechan; migrantes provenientes de Sudamérica optan como último recurso entregarse por la Puerta 36 del muro fronterizo entre Estados Unidos y México con la esperanza de calificar para asilo.
Pero escasamente el 10 por ciento consigue una cita con el juez de migración, el 90 por ciento son procesados y expulsados casi de forma inmediata bajo el Título 42 por algunas de las fronteras con México, luego de registrar sus datos, tomar las huellas y verificar que no sean buscados o no tengan historial criminal en Estados Unidos.
La mañana del pasado 17 de abril, un grupo de migrantes de Venezuela, Colombia y Brasil, entre ellos, familias con niños y dos menores no acompañados, cruzaron las peligrosas concertinas de navajas que utilizan autoridades norteamericanas para contener manifestaciones masivas y avalanchas multitudinarias de extranjeros en la frontera de Ciudad Juárez.
Con incertidumbre, se acercaron lentamente, hasta la puerta 36 para solicitar asilo. En el grupo se encontraba el venezolano Jefferson Romero, de 32 años, quien presenta una discapacidad en su pierna derecha, y su hermano Harrison; que desde hace cuatro meses abandonaron su país en busca de una vida mejor para su familia. –
¿Por qué te entregaste a la Patrulla Fronteriza? Entrecierra los ojos y toma una bocanada de aire y responde: “Ya estoy cansado de pasar necesidades por querer entrar a Estados Unidos, quiero entrar o que me manden a mi país, porque estoy cansado de este viaje, de todo, lo que he sufrido, señala con tristeza.
Y dice: “ llevo tres meses viviendo en las calles de Ciudad Juárez, pasando hambre y pidiendo dinero ya que no consigue empleo por su discapacidad y por ello, tomamos la decisión de entregarnos a oficiales de la Patrulla Fronteriza en la Puerta 36” Jefferson, quien se apoya de dos muletas para poder desplazarse con dificultad, cuenta al Universal: dejé tres hijos en Venezuela de 15, 12 y siete años y para llegar hasta la Frontera Sur de Estados Unidos pasé por Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Este último “fue más difícil por la corrupción de las corporaciones policíacas que nos extorsionan para dejarles continuar su viaje y no entregarlos al Instituto Nacional de Migración (INM).