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METEPEC, Edoméx., 12 de diciembre de 2016.- Su duro rostro, sin duda, por la complicada tarea de tener que ganarse la vida en las calles siendo un niño, cambio sustancialmente por aproximadamente 40 minutos, luego de que le fueron prestados los patines de cuchillas que le permitieron experimentar la sensación de pararse sobre hielo y tratar de deslizarse.
Oportunidad que no dejo pasar porque ese tipo de niños que se están forjando en el peor lado de la sociedad mexiquense, se caracterizan por su ímpetu, ganas, deseo y fortaleza para entrarle a todo, en este caso a la diversión que ofrece la pista de hielo habilitada en la explanada de Metepec.
Ese rostro plagado de ansiedad y alegría contrastaba con su gastada y sucia vestimenta del pequeño de piel cobriza, cabello despeinado, corto y blanca dentadura.
El primer obstáculo que libró ese “jovencito” de aproximadamente diez años, fue la pregunta de uno de los jóvenes que trabajan entregando los patines ¿qué número eres? No sé respondió, el pequeño.
Para fortuna del menor, hubo una persona en la fila que calculó de forma correcta la medida de su pie; pero las barreras para acceder a unos momentos de diversión, dentro de su jornada laboral de domingo, seguían persistiendo por personas que actúan como máquinas.
La escena fue ruda y devastadora, cuando el niño estiro sus manos para entregar su caja de chicles a uno de los jóvenes encargados de prestar los patines, sin indicar una sola palabra, pero al mismo tiempo gritando con su gesto que requería el cuidado de su mercancía.
Ante esa insinuación del menor la respuesta fue indignante, porque uno de los jóvenes encargados de entregar patines le precisó que no podían almacenar ningún tipo de pertenecía de valor que no fueran los zapatos que se quedan por algunos minutos a cambio de los patines.
No obstante, en la fila hubo quien le dijo al joven que tenía mucho espacio en los anaqueles y que ahí se tendría que quedar la pequeña caja de cicles.
Una vez que la mercancía se quedó bajo resguardo, junto con el par de tenis rotos, el menor se colocó los patines de hielo que seguramente le lastimaron, no sólo porque no traía calcetines, sino porque su composición es dura y sin ningún tipo de acolchonamiento en su interior, de uso rudo se escuchó por ahí.
La diversión para el menor estaba a unos cuantos metros, ingresó a la pista sin saber patinar y durante cuarenta minutos camino y camino agarrado del barandal de madera de pista de hielo habilitada en la explanada ubicada frente al ayuntamiento de Metepec a la que se tiene acceso de forma gratuita y de forma rápida.
El pequeño pasó inadvertido para prácticamente la totalidad de los asistentes (16:00 horas del domingo) a la pista, pero no para un periodista al que la escena le provocó un profundo malestar y a su vez alegría al confirmar que existan mexiquenses de ese calibre, de tal grandeza que ante la adversidad suelen trabajar y tratar de pasarla bien.
Aquí algunas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEG)) sobre el trabajo infantil en México: