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GUADALAJARA, Jalisco, a 30 de noviembre de 2016.- Rigoberta Menchú conversó con Julio Patán en el marco de la 30 edición de la Feria Internacional del Libro. Siendo portavoz de un territorio complejo como América Latina, la activista guatemalteca, galardonada con el premio Nobel de la Paz en 1992, invitó a la audiencia —que abarrotó el auditorio— a la reflexión permanente en torno a las múltiples situaciones conflictivas que se viven en el territorio. Antes de comenzar la conversación, Menchú hizo explícita su solidaridad con la comunidad deportiva tras el accidente aéreo que cobró la vida de 71 personas, entre ellas los integrantes del equipo de futbol Chapecoense.
El racismo y la deshumanización fueron los ejes centrales de la conversación. Menchú expresó que los delitos contra la humanidad que causaron las dictaduras en el territorio han configurado a esta sociedad como una sociedad con miedo. “La América Latina que conocimos es totalmente diferente a la que tenemos ahora. El mundo globalizado tiene muchas ventajas, pero tiene muchas otras oportunidades que no hemos aprovechado”. Pero, ante el racismo evidente, ¿cómo deberían reaccionar nuestros gobiernos?, preguntó Patán, a lo que la Nobel argumentó que ante los conflictos nadie luchará por nosotros, más que nosotros mismos: “Las esperanzas las tenemos que inventar nosotros”. Las ovaciones no se hicieron esperar.
¿Cuál es el lugar de la migración?, preguntó Julio Patán, a lo que Rigoberta Menchú respondió de manera contundente y esperanzadora: “Todos somos migrantes. Creo que es muy importante ver a la migración como un proceso de libertad de los seres humanos”. Las palabras de la activista estremecieron a la multitud, que permanecía atenta a las palabras hiladas en un discurso totalmente humanista y cargado de ilusión por ver a una nación recuperándose de los embates sociales y políticos.
La conversación pudo haberse extendido por muchas más horas, sin embargo, el tiempo no lo permitió. Menchú se acercó con cierta calma al grupo de gente que la esperaba para tomarse una foto o para conseguir apenas algunas palabras. Rigoberta dejó una tarea en el tintero: “Comenzar a tipificar las violencias urbanas. Porque en nuestras ciudades es donde hay mayor disputa por el territorio, por el agua, por la movilización. Ese mundo que hemos creado [dijo refiriéndose a la ciudad] elimina al ser humano, elimina la autoestima y es nuestra labor recuperar y reformarlo”.